Ya no son Diego Corrientes,
ni el Vivillo, ni el Pernales,
ahora hay otros bandoleros,
¡bandoleros sindicales!
Ya no roban con trabuco,
ahora actúan con “decoro”,
chupan de las subvenciones
y tiran de Visa Oro.
Su emblema es el langostino
y el jamón de pata negra,
y con la pasta que trincan
se ponen hasta las cejas.
Estos nuevos bandoleros
roban con mucho descaro
y se quedan con la pasta
destinada a los parados.
Se asocian en sindicatos,
sindicatos de ladrones,
y sus partÍas se llaman
UGT y Comisiones.
Atracan en toda España,
por la noche y por el día,
más su trinque principal
se encuentra en Andalucía.
Dan cursos a los parados
que casi nunca hacen falta
los parados no se forman
y ellos se guardan la pasta.
Sacan provecho a los ERE
con el timo “el jubilado”,
pues a muchos que jubilan
en su vida han trabajado.
¡Granujas sindicalistas!
¡Lástima de sindicatos!
¿que pensarán Nicolás
y Marcelino Camacho?
En su tumba Marcelino
revolviéndose estará
y Nicolás, por vergüenza,
la calle no pisará.
Después de años robando
en completa impunidad
parece que la justicia
ha dicho que basta ya.
Una juez valiente y firme
y sin nada de complejos
las peras ha puesto al cuarto
a estos nuevos bandoleros.
Les dan mordidas a empresas
y arramplan las comisiones,
¡como si no les bastara
trincar de las subvenciones!
Y mientras instruye el caso
de los granujas ladrones
una fianza ha pedido
a UGT y Comisiones.