Pues nada, Badum, espero que en Valdeorras lo pases bien, está a unos 115 kms. de mi casa, y es una tierra de viñedos y por ello de buen vino. Mi madre nació en Petín, en la parte oeste de ese formidable “valle de oro” que recorre el río Sil, donde los romanos buscaban oro y vino, y durante muchos años de mi niñez y juventud íbamos todos los veranos a pasar unos meses y a hacer la vendimia. Ahora voy de cuando en cuando porque fallecidos mis padres el capital se vendió y es lo que pasa, que te vas desvinculando y perdiendo los amigos (algunos ya fallecidos). Allí en O Barco, en las afueras, hay un pazo que funciona como hospedaje, que te recomiendo que visites… es una pasada y se come muy bien.
El debate empieza a ser constructivo, porque ahora lo que está en discusión es si, bajando, un cambio automático retiene o no retiene la masa del vehículo y lo que pueda llevar remolcado, como cuando en una caja manual “bajamos” una o dos marchas para “ayudar” al freno. Sobre esta cuestión tengo, también, un criterio formado desde la experiencia.
En lo que el cambio automático (con embrague) del C-2 me ha enseñado, no tengo duda alguna de que retiene igual que si fuese manual. No depende de que la caravana “empuje” más o menos, sino de la velocidad a que quieres llevar el conjunto, y con apenas tocar el freno el cambio baja una marcha, y si sigues insistiendo baja dos… por lo tanto, él solo busca la marcha adecuada al ritmo que tú le exiges. Así que no es cierto que con la caja automática el coche se mantenga en la directa y baje desbocado. Para nada: en cuanto quitas el pie del gas, él solo baja una marcha y si no pisas el acelerador, baja otra; y así.
Para que un coche vaya más despacio, si de bajar una cuesta se trata, existen unos mecanismos: los frenos. Y dice un viejo refrán de los profesionales, que “las cuestas se bajan en la misma marcha que se suben”. Y sobre la fiabilidad de un embrague con relación a una caja automática, el embrague pierde por goleada, pues la automática jamás se “quema”. Lo que apuntas de la electrónica que priva en la actualidad sobre la sencillez mecánica de hace años, tienes bastante razón, y quizás resulte cómoda pero nos quedará siempre la duda de si tales complicaciones nos puedan dejar tirados en la carretera, como a Hamilton le dejó tirado el sofisticado sistema electrónico del cambio en Brasil. Pero la electrónica y la informática están ya en todo, y por vía de ejemplo, el actual ordenador que estoy usando (que ya empieza a estar desfasado) no se parece en nada al primero que tuve; es más, no me veo volviendo a ese primero, ni siquiera al anterior a éste, como tampoco volvería a un Ford de pedales o a las llantas macizas, que tienen la innegable ventaja de que nunca se pinchan… Es el dilema: o disfrutamos de lo nuevo o nos quedamos en el siglo pasado. O visto desde otra perspectiva, antes la mecánica la podíamos abordar con unas cuantas llaves y destornilladores, y ahora la electrónica se nos escapa de nuestro control, y nos siembra dudas. Este dilema lo he vivido en la radioafición: antes construíamos nuestras propias emisoras y ahora utilizamos un moderno electrodoméstico del que ignoramos por dónde meterle mano si se nos avería.
Alguien que dice que no tiene experiencia en este tema, señala que reparar un cambio automático averiado puede costar tres o cuatro veces lo que cuesta reponer un embrague. Es probable que sí. En realidad es la misma historia de hace años, cuando nos referíamos a que un diesel es más caro de reparar que un gasolina, pero ahora todos compran diesel. Pero ocurre que es más fácil romper un embrague que una caja automática, y si estas fuesen tan frágiles, no las llevarían los camiones, los autobuses y la maquinaria pesada de obra, las tanquetas o los tanques. Y, además, hay una garantía de por medio, incluso en coches de ocasión, que cubre entre 2 y 5 años, y cabe seguir contratándola en períodos sucesivos. O sea: en caso de avería, coste cero para el embrague y coste cero para la caja automática.
Sobre efectos del remolque de una caravana, bajando cuestas, una reflexión: Para controlar la velocidad, como antes digo, están los frenos, y luego utilizar la marcha adecuada, y, lo que pueda “empujar” la caravana si somos prudentes y utilizamos la técnica del freno y la marcha adecuada, el peso de la caravana se compensa con la pantalla que hace el frontal, que no olvidemos que es un “tercer” freno aerodinámico (efecto paracaídas). Y acepto que se me diga que hay a quien la caravana lo “ha” arrollado… pero habría que ver cómo cargó esa caravana, y a qué velocidad “bajaba”, y qué experiencia tenía.
Y por último, las cajas de cambio de los coches, automáticas o no, se conciben para rendir como berlinas (o camiones o cabezas tractoras) y para el peso que puedan remolcar. Todos. Y por eso en la ficha técnica vienen los fabricantes obligados a facilitar ese dato, con freno y sin freno. Decir que las automáticas no están concebidas para remolcar… y no razonar de dónde se obtiene este criterio tan rotundo, deja el argumento colgado en el aire.
Pido disculpas por la extensión de este post (y de otros míos), pero el tema es muy interesante.
Cordiales saludos.-