kraus
Caminante
[FONT="](Extracto del folleto de esta ruta publicado por el Gobierno Foral de Navarra)[/FONT]
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[FONT="][/FONT][FONT="]“Ardibidegainea”, así se le llama este camino que recorremos. Ardibide en euskera se traduce literalmente como el “camino de las ovejas” (tal vez, ¿cañada?). Pastores, ovejas y trashumancia, un trío básico para entender la vida en Roncal. Una trashumancia obligada en Pirineos, también para vacas, yeguas y cabras (cuando las hubo), debido a los cambios estaciónales que dejan sin alimento al ganado varios meses al año. Una tradición que en Roncal se convirtió en un modo de vida, cuando en el año 821 el Rey Sancho Garcés concedió a los roncaleses la guarda y usufructo de las Bardenas Reales, en agradecimiento por su ayuda en una batalla contra los musulmanes en aquel lugar. Así comenzó para los rebaños y los propios roncaleses esta gran migración bianual: los pastos de altura de mayo a septiembre y algo más que el fondo de los valles, las Bardenas Reales, de octubre a abril. A esta ruta trashumante la bautizaron como “Cañada de los Roncaleses”.[/FONT]
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[FONT="]Los pastos que nosotros tenemos ante nuestros ojos, son los de verano. De mayo a septiembre subían los pastores por nuestro mismo camino a sus chabolas donde veían nacer a los corderos, esquilaban las ovejas y fabricaban los quesos. La actividad de aquellos pastores además generó una nueva vía hacia Iparralde: la Ruta de la Lana. Sus chabolas, siempre abiertas hasta que llegó la guerra, para quien las necesitara, todavía hoy son testigos de mensajes escritos por quienes recorrieron esta ruta. [/FONT]
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[FONT="][/FONT][FONT="]“Ardibidegainea”, así se le llama este camino que recorremos. Ardibide en euskera se traduce literalmente como el “camino de las ovejas” (tal vez, ¿cañada?). Pastores, ovejas y trashumancia, un trío básico para entender la vida en Roncal. Una trashumancia obligada en Pirineos, también para vacas, yeguas y cabras (cuando las hubo), debido a los cambios estaciónales que dejan sin alimento al ganado varios meses al año. Una tradición que en Roncal se convirtió en un modo de vida, cuando en el año 821 el Rey Sancho Garcés concedió a los roncaleses la guarda y usufructo de las Bardenas Reales, en agradecimiento por su ayuda en una batalla contra los musulmanes en aquel lugar. Así comenzó para los rebaños y los propios roncaleses esta gran migración bianual: los pastos de altura de mayo a septiembre y algo más que el fondo de los valles, las Bardenas Reales, de octubre a abril. A esta ruta trashumante la bautizaron como “Cañada de los Roncaleses”.[/FONT]
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[FONT="]Los pastos que nosotros tenemos ante nuestros ojos, son los de verano. De mayo a septiembre subían los pastores por nuestro mismo camino a sus chabolas donde veían nacer a los corderos, esquilaban las ovejas y fabricaban los quesos. La actividad de aquellos pastores además generó una nueva vía hacia Iparralde: la Ruta de la Lana. Sus chabolas, siempre abiertas hasta que llegó la guerra, para quien las necesitara, todavía hoy son testigos de mensajes escritos por quienes recorrieron esta ruta. [/FONT]