Joel David JR
Super Moderator
El turismo en autocaravana está ganando cada vez más presencia en la Costa del Sol y ya no es un fenómeno puntual o estacional. Lo que antes se concentraba en municipios pequeños o zonas del interior se ha extendido progresivamente a áreas costeras con gran presión turística, donde la presencia de estos vehículos es cada vez más visible.
En el último año se han habilitado cientos de nuevas plazas específicas para autocaravanas en distintos puntos de la provincia de Málaga, tanto en áreas públicas como privadas. Este crecimiento responde a una demanda al alza de viajeros que buscan una forma de turismo más flexible, itinerante y, en muchos casos, más económica que el alojamiento tradicional.
Sin embargo, esta expansión no está exenta de polémica. En varios municipios se ha abierto el debate sobre la convivencia entre residentes y usuarios de autocaravanas, especialmente en zonas próximas a playas o núcleos urbanos. Los ayuntamientos se enfrentan al reto de regular el estacionamiento, evitar acampadas ilegales y garantizar el uso adecuado del espacio público sin frenar una actividad turística en crecimiento.
Desde el sector turístico, se señala que este tipo de visitante suele repartir su gasto en comercios locales, restaurantes y servicios, lo que puede suponer una oportunidad económica si se gestiona correctamente. Por su parte, algunas administraciones locales estudian nuevas normativas y la creación de infraestructuras específicas para ordenar el fenómeno y reducir conflictos.
La llamada “fiebre de las autocaravanas” parece lejos de desaparecer. Todo apunta a que seguirá creciendo en los próximos años, obligando a las instituciones a encontrar un equilibrio entre el aprovechamiento turístico y la calidad de vida de los vecinos.
En el último año se han habilitado cientos de nuevas plazas específicas para autocaravanas en distintos puntos de la provincia de Málaga, tanto en áreas públicas como privadas. Este crecimiento responde a una demanda al alza de viajeros que buscan una forma de turismo más flexible, itinerante y, en muchos casos, más económica que el alojamiento tradicional.
Sin embargo, esta expansión no está exenta de polémica. En varios municipios se ha abierto el debate sobre la convivencia entre residentes y usuarios de autocaravanas, especialmente en zonas próximas a playas o núcleos urbanos. Los ayuntamientos se enfrentan al reto de regular el estacionamiento, evitar acampadas ilegales y garantizar el uso adecuado del espacio público sin frenar una actividad turística en crecimiento.
Desde el sector turístico, se señala que este tipo de visitante suele repartir su gasto en comercios locales, restaurantes y servicios, lo que puede suponer una oportunidad económica si se gestiona correctamente. Por su parte, algunas administraciones locales estudian nuevas normativas y la creación de infraestructuras específicas para ordenar el fenómeno y reducir conflictos.
La llamada “fiebre de las autocaravanas” parece lejos de desaparecer. Todo apunta a que seguirá creciendo en los próximos años, obligando a las instituciones a encontrar un equilibrio entre el aprovechamiento turístico y la calidad de vida de los vecinos.