112 Salimos encantados de esta ciudad que, aun siendo pequeña, tiene una gran historia detrás, y en la que, como ya dijimos al principio, uno se siente como en casa pero transportado a la época medieval. Un lujo. (Nördlingen. Marktplatz) El clima no mejora para nada camino de Augsburg. Para colmo, entre Möttingen y Harburg nos desvían por carreteras que no se podrían calificar ni de secundarias, más bien son caminos rurales. Ni ruta alternativa posible, ni información de dónde nos lleva el nuevo trayecto, ni dada de nada. Este es el único lunar negro, en lo que a organización alemana se refiere, durante nuestro viaje. La estrechez de la calzada por la que nos han desviado hace que, cada vez que nos crucemos con algún camión o autobús, veamos más cerca el acantilado que la línea discontinua de separación de los dos carriles. Curvas y más curvas, subidas y bajadas y camiones y autobuses rozando el retrovisor izquierdo es lo que nos encontramos es éste esperpéntico tramo alternativo de la Romantiche Strasse. A todo esto, la lluvia sigue a lo suyo. La densidad del tráfico es tal que tardamos más de media hora en recorrer 10 km. El infernal camino se termina al llegar a Harburg. Respiramos. Seguimos con la torrencial lluvia hasta llegar Augsburg. Al entrar en la ciudad el panorama es desolador. Llueve a cántaros y para más INRI no encontramos aparcamiento por ningún lado. Viendo el panorama que se nos presenta, decidimos irnos al camping en el que teníamos previsto pernoctar esta noche, el Camping Lech, situado a unos 6 km de distancia de la ciudad, en un pueblecito que se llama Mühlhausen. Este camping lo conocíamos a través de Internet y, quiero recordar, por algún relato de otro compañero que aconsejaba su visita. En febrero de este año solicité información y muy amablemente nos enviaron folletos con precios, servicios, direcciones y coordenadas GPS en tan sólo una semana.
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