Viaje por Alsacia y ruta romantica

60 Por la desértica Avenida de la Liberté, llegamos a la Place de la Republique. Ésta se encuentra rodeada por cinco edificios históricos muy bien conservados entre los que destacan la Prefectura, la Biblioteca Nacional Universitaria y el Teatro Nacional de Estrasburgo. En el centro, como ya es norma en casi todos los sitios que hemos visitado, se alza un monumento a los caídos en las guerras. La bella escultura representa a una madre con sus dos hijos muertos, uno por Francia y otro por Alemania, reflejando el drama que supuso para los alsacianos las dos grandes guerras mundiales. En esta plaza pueden cogerse las líneas “B” y “C” del tranvía, os lo decimos por si sentís una irrefrenable curiosidad de montar en este moderno y cómodo medio de transporte de Estrasburgo, famoso por su diseño y por haberse integrado en la ciudad de una forma admirable, de hecho, es el ejemplo a seguir por otras muchas ciudades que quieren contar con este medio de transporte urbano. No os privéis de subir, por probar que no quede. Nos adentramos de lleno en el centro histórico a través de la Rue des Juifs (Calle de los Judíos). Estamos en pleno barrio judío, muy cerca de la catedral, y podemos ver como todas las calles están doblemente identificadas, en francés y en hebreo. Nos llama la atención un dibujo de la cara de Salvador Dalí en una de las paredes de una casa de esta calle. Os animamos a buscarla, es curioso. Tiene premio el que la encuentre, no preguntéis lo que es… Como ya es costumbre, pasamos a la oficina de turismo para solicitar información de la ciudad. Es imposible situarla en mejor sitio; está junto a la catedral. Diez minutos de espera y ya nos toca. Sorpresivamente, ninguna de las cuatro personas que allí hay habla castellano, y eso que Estrasburgo es la capital de Europa y el español el tercer idioma más hablado del mundo… Después de la espera, y de hacernos entender en inglés, resulta que tenemos que comprar el plano de la ciudad en tres dimensiones (1€), ya que los gratuitos están agotados (!!!), eso sí, la información que contiene el plano está en español, menos mal. Justo enfrente de la oficina de turismo está el monumento más representativo de la ciudad: La Catedral con su descomunal campanario. Y es que para cualquiera que visite esta ciudad, la torre de la catedral de Estrasburgo es “el faro” perfecto para guiarse por su casco histórico. Con una altura de 142 metros, fue entre 1625 y 1847 el edificio más alto del mundo y hasta 1880 que la superó la de Colonia, fue la catedral más alta de la cristiandad. Esta estilizada aguja es perfectamente visible desde casi todos los ángulos posibles de la ciudad, aunque la visión más grandiosa e impresionante de esta torre y de la magnífica fachada se obtiene desde la Rue Mercière, una calle que sale de la Place de la Cathédrale y que desemboca en la Place Gutenberg. La imagen que podemos contemplar desde el inicio de esta calle es inolvidable. La tienda de recuerdos L.Bollinger (está en la esquina con la Rue Vieux-Marché-aux-Poissons) es el mejor lugar para ver esta majestuosa mole hecha de piedra rosada de los Vosgos, y que con una existencia de casi mil años, ha sido construida y reconstruida en numerosas ocasiones. La Notre Dame de Estrasburgo es inmensa, o al menos esa es la sensación que da nada más verla. La catedral es el orgullo de la ciudad y la muestran como una obra maestra de la arquitectura y el arte religioso, y la verdad es que así es. Tiene sus defectos, como casi todo en esta vida. Entre otros, que es excesivamente grande (advertimos: si sois de los que os gusta mirar y “requetemirar” por todos los lados, tardaréis casi dos horas en verla en su totalidad). Sin embargo, hay aspectos positivos que superan con creces los mínimos defectos que pudiese tener: Las vidrieras y los rosetones que proporcionan una escasa pero mágica luz en el interior, una espléndida luz que hace que el sol marque cada uno de sus detalles de un color rosado ocre a esta hora de la mañana; el inmenso púlpito de mármol esculpido en 1485 al que se añadió un guiño humorístico al contar a los pies de su escalera con la pequeña figura de un gracioso perrillo dormido (cuentan que era costumbre en un predicador de esta Catedral hacerse acompañar de su mascota canina en los fríos días de invierno para calentarse los pies durante las misas, ingenioso que era el hombre); el Pilar de los Ángeles, el cual se alza orgulloso en el brazo derecho del crucero y que representa un original Juicio Final; las esculturas de las Vírgenes Cuerdas y las Vírgenes Locas que están en los portales de entrada al templo y que son un regalo para la vista… Pero sobre todo, destaca lo que en sí mismo es una obra maestra y la parte más visitada de esta Catedral: El extraordinario reloj astronómico construido a finales del siglo XVI. Junto a una de las entradas, la que hay por la Place Du Chateau, nos encontramos desde las 12:20h una ingente cantidad de visitantes para ver el espectáculo que cada 24 horas nos ofrece

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