62 enterrasen en la pared, para que su cuerpo nunca reposase en el suelo. Ya sabéis, si alguna vez vendéis vuestra alma al diablo cercioraos de que hay alguna posibilidad de salvación o de engaño… Nos encontramos ya en la Place de la Cathédrale. A su alrededor, custodiando el templo, cientos de casas tradicionales alsacianas con sus techos rojos o anaranjados, ventanas repletas de flores con vivos colores y el ya peculiar y tradicional entramado exterior de madera que las estructura. De entre todas ellas destaca una que hay junto a la oficina de turismo: La Maison Kammerzell, posiblemente la casa más bonita de la ciudad. De lejos parece que estuviese hecha de chocolate. Su madera negra tallada con delicadas figuras así lo hace creer. Fue levantada en el siglo XV y tiene tres plantas construidas en voladizo con arcadas en la parte inferior y con el tejado muy inclinado. Actualmente en su parte baja hay un restaurante, no barato, por cierto, y en su parte alta se encuentra el Hotel Baumann, cuyas vistas para mí las quisiera yo en la habitación de mi casa. Justo enfrente, en la esquina con la Rue Mercière se encontraba la Farmacia del Cerf, un curioso edificio de madera de 1567, que está construido sobre los cimientos de otras farmacias fundadas en 1268. A resultas de todo esto, esta famosa farmacia era la más antigua de Francia. Por desgracia en el 2003 pasó a mejor vida y fue vendida, dejando de prestar servicios farmacéuticos para ofrecer otros más lúdicos: la venta de ticket para eventos culturales. Venden ticket para este tipo de actos porque los chinos no se dieron cuenta, de lo contrario caía un todo a 100 o un Don Pimpón Chollo, fijo. A la vuelta de la Place de la Cathédrale, en la Place Du Chateau, se encuentra Le Palais Rohan, un magnífico palacio que antiguamente fue residencia de los Príncipes-Obispos de la ciudad. Edificado entre los años 1732 y 1742, está construido alrededor de un patio cuadrangular y con la majestuosa fachada principal orientada hacia el río Ill. Por falta de tiempo nosotros no entramos a verlo pero os podemos asegurar que su exterior es magnífico. Algunos de sus huéspedes más ilustres fueron Luís XV; en 1770 María Antonieta, entonces futura reina de Francia, y en 1805 Napoleón Bonaparte, este último muy apreciado por los alsacianos, que no por nosotros los españoles, por cierto (lo podéis comprobar en “Curro Jiménez”). El Palais Rohan alberga varios museos, más concretamente tres: El de artes decorativas, el arqueológico y el de Bellas Artes. Son las 14:30h y ya va siendo hora de ir comiendo algo para reponer fuerzas. Hoy nos apetece matar el hambre en un McDonald’s, es la primera vez que lo hacemos desde que salimos de España. ¿No pasa nada por comernos un delicioso Big Mac de carne de vacuno con lechuga, cebolla, pepinillo, queso fundido cheddar, salsa especial y ketchup, además de unas extraordinarias patatas crujientes recién fritas y salteadas con salsa picante y todo ello regado con una deliciosa Coca-Cola Cero, no? A más de uno se os ha hecho la boca agua, reconocedlo, a otros todo lo contrario, ¿o me equivoco? No es una comida en Duque (Segovia) pero una vez al mes no es pecado. En la Rue des Grandes Arcades, antes de llegar a la Place Cléber, tenéis el McDonald’s más cercano a la Catedral, os lo digo porque seguro que os interesará saberlo, pecadores... En poco menos de 40 minutos nos ponemos las botas gracias al payaso amarillo. ¡¡¡Viva Ronald McDonald!!! A las 15:35h nos ponemos en marcha para ver las dos últimas maravillas de Estrasburgo que deseamos conocer: Les Ponts Couverts y La Petite France. Bordeando el río Ill llegamos a Les Ponts Couverts (Puentes Cubiertos), una serie de tres puentes con sus respectivas torres de vigilancia desde donde se protegía a la ciudad de los invasores. En la edad media los puentes fueron de madera y estaban cubiertos con tejados de tejas, de ahí su nombre. En el siglo XIX fueron reemplazados por los actuales puentes de piedra. En una de las torres había una cárcel de mujeres y en otra, a los condenados a muerte se les encerraba en jaulas para, posteriormente, arrojarlos al río. Hoy en día las tres torres que se alzan orgullosas sobre las tranquilas y silenciosas aguas del Ill, vigilan la ciudad sin las estridencias de antaño y el puente sirve de agradable paseo para los transeúntes. Pero sin duda, la mejor vista de esta fortaleza la tenemos desde enfrente. En una posición privilegiada se encuentra Le Barrage Vauban (La Presa Vauban), un antiguo puente de trece arcos que fue convertido en
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