Llegamos a Limburg au der Lahn casi a mediodía. Su centro está repleto de casas de entramado de madera muy antiguas y numerosas plazas con restaurantes llenos de gente. En lo más alto de la ciudad, una imponente catedral y por todas partes algunos turistas, la mayoría alemanes. Buscamos sitio para comer, hoy nos apetecen salchichas, pero la mayoría de los restaurantes son italianos. Acabamos en un Nordsee, el famoso “fast food” de pescado que está por toda Alemania. Se come bastante bien y los precios no son muy caros. A quien no le guste el pescado que se abstenga de ir… Al salir Ariadna y yo nos tomamos y helado y Xavi un café. De vuelta al coche, ponemos en el navegador dirección Runkel. Paramos solo un rato, porqué la idea era ver la “postal” del castillo en ruinas dominando el pueblo. Es bonita esa postal. El precioso día que hace también ayuda a que luzca más bonito. La última visita de hoy es Weilburg. Es una antigua ciudad residencial situada en una colina y la principal atracción es su castillo barroco y jardines. Al castillo no entramos, tan solo paseamos por los jardines y sus patios interiores. Hay poquísima gente y se está muy tranquilo. Volvemos a casa temprano para descansar, escribir el diario y repasar la ruta de mañana. El vecino de al lado está calladito, de momento… En frente tenemos nuevos vecinos, son holandeses y tienen dos niños. La niña es tranquila, pero el niño más pequeño está dando la vara sin parar. Parece muy mimado y consigue todo marraneando. Una vez que el niño se duerme, el vecino de al lado empieza con sus llamadas. ¡Mucho más de media hora hablando, fumando sin parar y tosiendo que parece que se vaya a ahogar! Cenamos, jugamos un rato a las cartas y vamos a dormir. Hoy hemos tenido una temperatura máxima de lujo. 22º Limburg au der Lahn Runkel Weilburg
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