Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 123 PPrraga - País: República Checa - Región: Bohemia Central - Habitantes: 1.200.000 - Altitud: 191 metros sobre el nivel del mar - Coordenadas GPS: N 50º05’ 16’’ / E 14º 25’ 13’’ - Temperatura el día de la llegada: 28ºC (16:00h) - Cambio de Coronas Checas a Euros a fecha 15/8/09: 1€=25 Kč aprox. Praga Praga debe ser uno de los destinos turísticos más anhelados del mundo. Debe ser porque su imagen, su belleza arquitectónica, su historia y su romanticismo lo hacen suspirar a uno como el que anhela algo deseado y que no posee. Sólo pronunciar su nombre es imaginar un lugar mágico, un lugar que algún día soñé visitar teniendo la certeza de que verla me produciría un enorme deleite. Y así es, por suerte. Praga es una de las ciudades del viaje de este año que más nos apetece conocer. Porque esta ciudad tiene algo que te fija la mirada, que traspasa el papel de cualquier guía transmitiendo una energía que se apodera por unos instantes de cuerpo y mente trasladándote a una dimensión donde se entrecruzan los deseos, el placer y la curiosidad. Es un destino imprescindible señalado en un sinfín de itinerarios, de rutas recomendadas. Praga es una ciudad que inspira versos y prosas, musa de artistas, lugar que inunda de emoción las bocas de los que describen el recuerdo de su visita. Praga, la bella Praga. La ciudad que parece anclada en el tiempo, aislada de una contemporaneidad europea, pero con siglos de historia muy presentes. Con estas premisas, se antojaba necesario un viaje para comprobar con ojos vírgenes tales extremos. Y aquí estamos. Antes de empezar la visita, situémonos. La ciudad se divide en dos zonas claramente diferenciadas, es la separación natural que causa el Moldava (Vltava en checo), que separa la zona del Castillo (Hradčany) y Malá Strana (Barrio de la Ciudad Pequeña) de la zona de Staré Město (La Ciudad Vieja), Josefov (El Barrio Judío) y Nové Město (La Ciudad Nueva). Ya situados, bien vale decir que quien llega a Praga se siente, al menos por un día, praguense hasta la médula, y nosotros ya estamos metidos en el papel. La estación de Karlovy Lázně, la más cercana al Puente Carlos si se viaja en la línea 17 del tranvía, nos da la bienvenida a esta ciudad de calles empedradas, de puentes centenarios, de castillos fastuosos y de aroma a historia. Cuando el tranvía 17 llega a la parada, Praga es algarabía estival. Praga es fiesta. Y la fiesta está en el Puente Carlos, donde comenzamos nuestra visita.
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