Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 153 Josefov (Barrio Judío) Tras sugerirnos nuestro cuerpo un poco de calma, enfilamos la Pařížská (Calle París) y llegamos al viejo Barrio Judío, en el que hoy sólo quedan en pié, en una especie de conjunto medieval, el antiquísimo Cementerio, el Ayuntamiento Judío y seis Sinagogas, cada una con su historia y su encanto particular. Praga es vida, celebración y fiesta, pero también es muerte, cadáveres, velatorios y tristeza. Y esa tristeza se siente más que en ninguna otra parte de Praga en el Barrio Judío de Josefov. La visita a este barrio se hace imprescindible para encontrar explicación a lo inexplicable. Comenzamos la visita en la Sinagoga Pinkas. Además de ser uno de los puntos donde se venden las entradas para el Zidovské Muzeum (Museo Judío) es la sinagoga que da paso al Viejo Cementerio Judío. La entrada combinada que se adquiere en esta sinagoga por 290 Kč (11,60€) por persona da derecho a visitar los siguientes lugares: La Sinagoga Pinkas, el Viejo Cementerio Judío, la Casa de los Muertos, la Sinagoga Española, la Sinagoga de Maisel, y la Sinagoga Klaus. Lo único que no se incluye es el acceso a la Sinagoga Vieja-Nueva, cuya entrada se paga aparte. Todas las sinagogas son hoy en día más un museo que un lugar de culto, pero la visita es obligada. Y recordad, antes de entrar en cualquiera de ellas hay que llevar la cabeza cubierta, pero no os preocupéis si no lleváis nada a mano porque en la entrada os darán la famosa Quipa judía, o lo que es lo mismo, un gorro para poder cubrirse. Como hemos dicho antes, comenzamos la visita por la Sinagoga Pinkas, un lugar sobrecogedor por la memoria histórica que encierra. La sinagoga tiene dos partes diferenciadas. En una, todas las paredes son blancas y están cubiertas con los nombres de judíos que murieron durante el holocausto nazi. Uno se pierde leyendo los nombres de los 77.297 judíos checoslovacos asesinados por los nazis porque parecen no acabar nunca. Estremecedor. En otra están expuestos los dibujos que hicieron los niños en el campo de exterminio de Terezin antes de morir. En este campo situado en territorio checo, llegaron a estar recluidos unos 10.000 niños, de los cuales sólo sobrevivieron 240. También hay objetos que pertenecieron a familias muertas en los campos de concentración. Al final de la sala hay siempre sentada una anciana que nos recuerda que hay que guardar silencio. Sin salir del propio recinto de la sinagoga accedemos al Viejo Cementerio. El antiguo Cementerio Judío, es dentro del barrio de Josefov, la principal atracción, es de suponer que por lo que representa y por lo espectacular de sus lapidas amontonadas En el mismo centro de Praga, la muerte, tranquila y solitaria, compite con la vida bulliciosa y comunitaria. En su cementerio, montones y montones de lápidas de tiempos atávicos se apilan y superponen unas a otras, capa a capa. Las más antiguas ni siquiera pueden verse ya que han quedado sepultadas por otras más recientes. Debido a las estrecheces del ghetto se iba echando tierra nueva sobre las tumbas más viejas y en algunos puntos hay hasta doce capas de sepulcros, unos sobre otros. De la tierra emerge un denso bosque de más de 11.000 lápidas inclinadas; lápidas cubiertas de letras hebreas y de imágenes simbolizando nombres y profesiones de los cuerpos sacudidos que descansan bajo las piedras.

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