Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 168 No sé si es vuestro caso, pero la imaginación de mi infancia la poblaban lugares como éste. Regensburg es esa ciudad prototipo de la Europa fría que siempre hemos tenido in mente, de chimeneas encendidas en salones antiguos, de pasos lentos sobre calles empedradas; pero con el resuello cálido de nuestro mar Mediterráneo. Una ciudad cuyo temperamento alegre ha llegado desde el otro lado de los Alpes para dar color a un lugar de cuentos legendarios; no en vano a Regensburg se le conoce por ello como la ciudad más sureña al norte de los Alpes. Afortunadamente quedó intacta tras la Segunda Guerra Mundial ya que no era una ciudad industrial ni un punto estratégico, eso lo que permitió fue conservar en perfecto estado su gran patrimonio cultural y artístico. Y otra cosa, si os gusta la historia, en la plaza del antiguo ayuntamiento, y bajo una ventana que podría pasar por una ventana más de uno de los edificios del centro de la ciudad, se encuentra una placa que cuenta la historia de Don Juan de Austria, hijo bastardo del Rey Carlos I de España y V de Alemania y de la burguesa local Bárbara Blomberg. Tras participar en la Batalla de Lepanto contra los turcos, la ciudad de Regensburg le dedicó esta placa y una estatua en una plazuela de una de las estrechas callejuelas próximas a la plaza principal. A mí me encanta la historia, y vivir en un Real Sitio como Aranjuez tiene estos vicios.

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