Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 177 PPaassau - Estado: Baviera (Alemania) - Región: Baja Baviera - Distrito: Passau - Habitantes: 50.000 - Altitud: 305 metros sobre el nivel del mar - Coordenadas GPS: N 48º34’ 24’’ / E 13º 27’ 50’’ - Temperatura el día de la llegada: 29ºC (12:10h) Passau Baviera Dedicar una parte de mi tiempo libre, que no es mucho, a escribir los relatos de mis viajes no me supone demasiado sacrificio, es algo que me compensa con creces por el hecho de revivirlos y recordar situaciones y lugares que durante el año se van olvidando. Con la perspectiva del tiempo, muchas cosas se recuerdan diferentes a cómo sucedieron en realidad pero tenemos la sabia habilidad de ir diluyendo los malos recuerdos y magnificando los buenos que, afortunadamente, son la gran mayoría. Digo todo esto porque a medida que me viene a la mente la visita a esta ciudad, voy recordando la belleza de la misma, más si cabe de la que pudimos percibir allí mismo. Como ya os hemos dicho antes, tras un tramo de autopista repleto de atascos y de desvíos por carreteras de segunda, a las 12:10h del medio día desembarcamos en el P+R de la Kapuzinerstrasse. Lo de desembarcar, obviamente, es una metáfora, pero bien podría ser verdad ya que esta ciudad está bañada por tres ríos; está rodeada de agua, no es una isla, pero casi. En esta auténtica ciudad de postal, llamada pomposamente “La Venecia bávara”, se duplica el caudal del Danubio gracias a las aportaciones que hacen el Inn y el Ilz al desembocar. Imaginaos una ciudad que se alza como la proa de un gran barco con rumbo al Este en la confluencia de los ríos Danubio, Inn e Ilz. En su cubierta, se levanta la impresionante Catedral barroca de San Esteban. Y a babor y estribor se engarzan como perlas en un collar infinidad de callejuelas estrechas y rincones encantadores. Este barco de ensueño se llama Passau. ¿Queréis hacer el crucero con nosotros? Passau es un lugar que te absorbe en su armonía y su bienestar. Se puede disfrutar paseando por las callejuelas con arcadas de estilo veneciano, admirar los palacios barrocos y los edificios pintados en delicados tonos pastel, o incluso deambular por sus empinadas calles que desembocan en los paseos a orillas del Danubio o del Inn donde el ángulo recto parece desconocerse. Su aire de ciudad italiana viene dado por orden del obispado que regía la ciudad en el siglo XVII. Éstos encargaron a artistas y arquitectos italianos reconstruir la ciudad en el estilo de la época ya que había quedado devastada por un terrible incendio.
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