Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 233 Bamberg - Estado: Baviera (Alemania) - Región: Alta Franconia - Distrito: Bamberg - Habitantes: 71.000 - Altitud: 242 metros sobre el nivel del mar - Coordenadas GPS: N 49º53’ 39’’ / E 10º 53’ 07’’ - Temperatura el día de la llegada: 19ºC (11:45h) Bamberg Baviera Cada día, sobre su enjambre laberíntico de calles, Bamberg soporta las pisadas de sus miles de visitantes, aunque pocos de ellos, entre tanto ajetreo, reparan en los tesoros escondidos que esconde esta bellísima ciudad del centro de Alemania. Con cada pestañeo de sus caminantes, Bamberg atrapa luces, sombras, formas, sabores, olores, sentimientos y sonidos en tonos sepia, grises y en un sinfín de maravillosos colores. Son momentos convertidos en perpetuidad, donde la ciudad proyecta su huella, su existencia, su pasado, su presente y su futuro. Cuando llegamos al parking de Bamberg, llueve como si lo fuesen a prohibir. Dado el panorama que se nos presenta, decidimos hacer un poco de hora y ver si se calma la tormenta. Nuestros vecinos de al lado, en su Flair de veinte kilos, con cara de circunstancias, hacen lo mismo. Un pequeñajo de corta edad, asoma su dulce sonrisa por la ventana. ¡Quiero salir!, parece decir. Con una oscuridad impropia de la hora, los rayos iluminan la docena de autocaravas que llenamos el parking. Javi e Inma permanecen mudos hasta ver si amaina el temporal: tienen más miedo que Curro Romero en la Maestranza; eso de que a las 12:00h sea casi de noche, les acongoja un poco. Más tarde, la calma, y cuando estamos dispuestos a salir, vuelve a llover con insistencia. La cosa se vuelve a complicar y la fría lluvia hace que no apetezca demasiado salir a la calle. Una buena excusa para quedarse en la autocaravana y comer tranquilamente mientras para de diluviar. Es una de esas tardes de huida de la calle, de ocultarse entre las cuatro paredes de la autocaravana, de besos dados a mi hijo con la mirada, de cafetito caliente. Volviendo de esta súbita abstracción, escucho de nuevo el agua aporrear el techo, miro el frío paisaje, recuerdo las sonrisas, y me dan ganas de acompañar con lágrimas esta tarde de lluvia. Con la edad me estoy volviendo sensiblero. Por arte de magia, que para eso estamos en Alemania y aquí está todo muy normalizado, a eso de las tres y media para de llover. Todos contentos como castañuelas. Desbandada general como cuando dan el chupinazo en los encierros de San Fermín. De las autocaravanas vecinas comienzan a salir paisanos y más paisanos hasta juntarnos no menos de veinte. Todos a la parada de autobuses en tropel, como en la estación de metro de la Puerta del Sol.

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