Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 34 Son las 8:00h de la mañana y amanece en Amboise. Alrededor de la autocaravana apenas se adivinan un montón de pajarillos chillones que revolotean entre los árboles rompiendo el silencio; mientras, los primeros campistas madrugadores se acercan a la zona de aseo para tomar la primera y reconfortante ducha del día. Javi y yo aprovechamos un instante de descuido de Inma para hacerlo también. Ella quería ir primero… Al volver de la ducha, abro la puerta y escapa el aroma a café que ya tiene Inma preparado. Al cerrar, el frescor matinal y el olor a hierba recién cortada desaparecen a mis espaldas. El silencio invade la autocaravana impregnado por el olor penetrante, intenso, en ocasiones combinado sutilmente con el dulzor del azúcar o la acidez de la leche. Un deleite. Después de arreglar España durante el desayuno, salimos del camping con intención de encontrar un centro comercial. Bordeamos el Loira por la orilla derecha y en cinco minutos llegamos al E.Leclerc de Amboise. Está bien señalizado. Compramos la batería y el pan del día y retornamos al camping para devolverle a Juan la suya. Una vez instalada, y con nuestro agradecimiento eterno, nos despedimos de nuestros salvadores y ponemos rumbo a Alemania. Completamos etapas y antes de llegar a la ciudad de Mons (Bélgica), sufrimos un atasco de casi dos horas en la A7; un camión ha vertido su carga y están desviando el tráfico hacia Bruselas. Dos horas insufribles en las que el embrague echa humo. Hasta llegar a Bruselas, pasamos por todos los pueblos habidos y por haber, rotondas incluidas, y tras circunvalar la capital belga, enlazamos con la A3 hasta desviarnos en Eupen. Son las 22:30h y sólo nos quedan veinte minutos para llegar. A estas horas es lo único que deseo.
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