Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 50 El flautista las condujo hacia el río Weser y, como no sabían nadar, murieron ahogadas. Para celebrar el hecho, las autoridades organizaron grandes festejos, pero cuando el músico reclamó su pago, se negaron a dárselo, alegando que era mucho dinero sólo por tocar la flauta, siendo expulsado de la ciudad. La venganza fue cruel: el domingo, después de misa, apareció de repente tocando con su flauta una dulcísima melodía y todos los niños de Hameln siguieron al flautista, quien retomó el camino del día anterior… Nunca más volvieron a ser vistos. De los 130 niños que lo siguieron los únicos que volvieron fueron un niño sordo mudo y otro ciego. Según el cuento, esto ocurrió el 26 de junio de 1284, aunque la fábula no debería ocultar lo que algunos creen que fue la realidad, y es que debido a la superpoblación que sufría la ciudad en el siglo XIII, muchos jóvenes tuvieron que emigrar al este para asentarse en sus territorios y poder encontrar una vida más próspera. Esta historia, mucho menos romántica que la contada por los Hermanos Grimm, parece ser la que inspiró a éstos a “transformar” la realidad en ficción, aunque yo, particularmente, me quedo con el cuento antes que con la historia real, es más legible y menos adulta. Casualmente antes de salir de España, leí en “El País” que casi ocho siglos después la ciudad sufre una nueva invasión de ratas, esta vez de verdad, al parecer es debido a la presencia de un vertedero cerca de un barrio nuevo, y los vecinos no saben qué hacer. Aunque lo más probable es que sí sepan lo que no van a hacer, ya que han manifestado que de ninguna manera piensan contratar los servicios de un flautista…
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