Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 64 La decoración interior demuestra que cuando se construyó el templo debió contar con grandes benefactores y con muchas misas por las almas puras de todos ellos. Su rica ornamentación llama la atención. Algo tiene esta iglesia que invita a cerrar la guía que llevamos en la mano y a esperar sentado cómo pasan los minutos. Esperamos, observamos y nos observan esperando. O eso es lo que uno se imagina que sucede tras la balaustrada del coro donde se hayan trece figuras de ángeles. No sabemos si esta bellísima iglesia será la antesala de la eternidad, pero sí os podemos decir que el tiempo pasa y no te das cuenta. De vez en cuando, y como en casi todas las iglesias, suena como un sermón de cura la caída de una moneda en el cajetín de las velas. Por desgracia, aquí, y como en casi todas las iglesias, ya no son más que lamparitas que parpadean de forma estúpida. Tras volver a mirar el coro, la balaustrada y los techos de madera policromada de la nave principal, abrimos la puerta y nos dirigimos de nuevo al exterior, a la vida terrenal, a la que no es eterna. Hay misa y no queremos importunar. Antes de seguir, he de confesar una cosa. Cuando estábamos planificando el viaje de este año, hicimos una lista de los lugares a visitar y de los que prescindir. Entre estos últimos estaba Hildesheim. Finalmente, y dado que nos pillaba de paso, decidimos incluir esta ciudad. Y sería bueno reconocer que una vez aquí, no nos arrepentimos de haberla visitado, y eso a pesar de no ser uno de los lugares más bellos que hemos visto, pero tiene su encanto. Al llegar a la autocaravana, nos damos cuenta que el parking en el que hemos aparcado es sólo para residentes. Nuestro error ha sido que al llegar hemos visto otras dos autocaravanas aparcadas y decidimos dejarla aquí sin darnos cuenta de esa circunstancia. Afortunadamente no nos han multado, aunque dicho sea de paso, nos lo hemos merecido. Corramos un tupido velo al hecho. Cuando nos vamos de Hildesheim ha dejado de llover e incluso el cielo está prácticamente despejado. Esa es una noticia estupenda para nuestras pretensiones de poder ver algo sin tener que llevar el paraguas en la mano en nuestro próximo destino: Wolfenbüttel.
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