Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 80 Tres pequeñas puertas de hierro se abren y las figuritas surgen contando la historia de Rammelsberg. Así de corto, así de simple. Las campanas que podemos ver debajo del reloj fueron donadas en 1968 por la empresa Preussag, encargada por entonces de la explotación de las minas, con motivo del 1000 aniversario del comienzo de la minería de Rammelsberg. Según la leyenda, en el 968, el Caballero Ramm llegó a la montaña con su caballo, golpeó repetidamente con su casco sobre el terreno y dejó al descubierto los depósitos de plata que posteriormente harían rica a la ciudad. La representación de los títeres se hace a las 9, 12, 15 y 18h. Además, a las 8:30h y a las 18:30h suenan sendas canciones pero sin las figuritas. Si queréis ver el mini-espectáculo deberéis estar en la Marktplatz con antelación porque es muy breve. Os recomendamos subir a la primera planta del ayuntamiento a través de una escalera lateral. Es gratuito y hay unas vistas excelentes de la plaza y del espectáculo. No os perdáis tampoco el edificio del Hotel Kaiserworth, una casa de 1494 que se construyó para albergar al gremio de comerciantes de paños. Su belleza casi eclipsa al Ayuntamiento, y es fácilmente identificable por el color rojizo de su fachada. Si no me equivoco al contar, ocho figuras de tamaño natural adornan la fachada que da a la Marktplatz. Desde hace casi 200 años, los huéspedes de este lujoso hotel, tienen un asiento en primera fila para disfrutar de la actividad de la concurrida plaza. Por último, y por si os hiciese falta, la Oficina de Turismo queda al lado de la “Kaiserringhaus”. Informados quedáis.
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