Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 95 Comenzamos la visita en la bellísima Marktplatz, donde está el ornamentado ayuntamiento. Es suntuoso, de otra época. Posee una bonita portada sobre la que está el escudo de armas de la ciudad. La hiedra cubre la casi totalidad de la fachada salvo las puertas y ventanas del edificio. Nos perdemos por en las calles adyacentes a la Marktplatz; recorremos sus alrededores y le agregamos más capítulos a la historia de este maravilloso viaje. Caminando sin rumbo encontramos postales fotográficas sorprendentes. Esta ciudad, que gozó de prosperidad en la Edad Media por su vocación comercial, es hoy en día un notable ejemplo de urbe de aires medievales con su conjunto de casas de entramado de madera y monumentos excepcional. Ahora toca la subida al castillo, donde las calles son tan estrechas y en pendiente que transitarlas es toda una aventura aunque no peligrosa. En la bifurcación de la calle Finkenherd, o pasan los coches o pasa tú. Generalmente los coches. Calles adoquinadas y casas de entramado de madera enmarcan el escenario de la colina del castillo. El paso lento que las calles y las aceras de adoquín te obliga a dar, favorece a que contemples el espectáculo en perfecta armonía. Faroles antiguos, tejas rojas, ventanas y puertas de madera conservan el típico estilo de arquitectura alemana. Entre las casas de entramado, en lo alto de la colina, asoman altivas las torres de la Iglesia Colegial, un templo adosado al Castillo que está compuesto de tres naves y que forma parte de una de las grandes construcciones religiosas de estilo románico en Alemania. Alberga en su interior los restos de Heinrich I y de su esposa, santa Matilde.
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