15 Hoy, cuando llegas al destino ves una especie de cauce de río seco. Un cauce rocoso, profundo, lleno de escombros. En algún sitio estará el glaciar, supones, pero no lo ves: solo arena y roca desmenuzada por siglos de erosión bajo el hielo. A principios de siglo, desde la estación de Montenvers (el destino del tren), tenías un paseíto hasta el glaciar. Se ve en las fotos en blanco y negro de la época. Hoy, empiezas por coger un teleférico que te baja varios cientos de metros hacia el cauce rocoso y seco. Luego, te espera un recorrido de 500 escalones más por escaleras metálicas, intentando alcanzar los restos de hielo que puedan quedar al fondo. Porque cuando se hizo el teleférico hace pocas décadas, alcanzaba el borde del hielo. Hoy, tienes que seguir bajando, y bajando, y bajando… Por el camino, vas viendo letreros que marcan el retroceso del glaciar: aquí llegaba en 1980. Bajas, bajas, bajas… Aquí en 1990. Sigues bajando… Aquí en el año 2000… Al final llegas abajo. Arena y rocas. Al fondo, hielo sucio. El frente del glaciar. El frente de lo que debería ser el río de hielo que antes podía verse prácticamente desde Chamonix. Hoy, los restos de ese río de hielo es apenas una lámina de hielo sucio cubierta por los escombros producidos por siglos de erosión del hielo contra los bordes de las montañas, que ahora quedan muy por encima del hielo y caen desmenuzados sobre él, convirtiendo el mar de hielo en un mar de escombros.
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