16 Excavada en ese frente de hielo sucio, la gruta de hielo. Una atracción turística que se re-excava año a año, porque el frente de hielo no para de retroceder. Junto a la entrada de la de este año, se ven restos de la del año pasado, unos metros más arriba. Cada año hay que bajar más. Cada año hay menos hielo. La cueva es una turistada. Tras los primeros metros de cierta emoción por estar dentro de un glaciar, aunque sea un triste glaciar moribundo, el resto es una chorrada que intenta amenizarse con alguna escultura de hielo aquí y allá. Esperaba más. La visita se completa en pocos minutos, y ahora toca subir los 500 escalones, coger luego el teleférico, y el trenecito de vuelta a Chamonix. Esperaba más del mar de hielo. Mucho más, la verdad. Reconozcámoslo: hoy en día no es bonito. Lo era, ves las fotos antiguas y era una pasada. Ya no. Ahora es un cauce de río seco, que más recuerda a una rambla de Almería que a un glaciar. Pero deberían pasarse por allí todos los negacionistas del cambio climático. Aquel paisaje es una bofetada en toda regla a la Humanidad en su conjunto. Llegamos a Chamonix y aún no es la hora de comer. ¡Hay que ver lo que cunde el día cuando te levantas de madrugada! Habíamos preparado bocatas pensando que nos tocaría comer por ahí mientras estábamos viendo algo, pero se ha dado mejor de lo esperado, así que volvemos a comer a la autocaravana, que sigue en el parking del teleférico de la aguja. Después de comer, la idea es subir a otro teleférico, el de Brévent, situado al otro lado del valle, frente a la aguja y al Mont Blanc, desde donde al parecer hay buenas vistas. Comemos, reposamos un poco, y salimos del parking con la AC para ir al otro teleférico. Por el camino, paramos en un Carrefour a hacer algo de compra. El navegador nos lleva callejeando por el centro de Chamonix, afortunadamente sin consecuencias, hasta alcanzar el teleférico de Brévent en lo alto de unas cuestas por las que tenemos que subir en segunda. Lo malo es que llegamos allí y no vemos dónde aparcar, está todo lleno. Me sonaba haber leído que había un parking, pero no lo vemos. Por otro lado, la verdad es que estamos cansados, la mañana ha sido larga e intensa, y casi nos apetece más ir a algún sitio a pasar la tarde relajadamente. Así que, como no vemos dónde aparcar fácilmente, decidimos tirar hacia donde hemos decidido
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