Un verano por francia

18 Día 7. Argentiére, glaciares y más montañas Nos levantamos tempranito, a eso de las 7, que hoy también hay que aprovechar los pases, pero como también nos acostamos temprano, estamos descansados. Hoy toca andar un poco, porque para ver el glaciar tenemos que hacer una pequeña ruta a pie desde donde nos deja el teleférico. No es gran cosa, unos 45 minutos, pero nos equipamos con las botas y alguna mochila con agua, que nunca está de más. En el teleférico estamos solos, casi nos parece que lo arrancan para nosotros. De hecho es así, está abierto pero lo dejan parado si no sube nadie, lógicamente. Está claro que el 99% de los turistas se concentran en Chamonix, aunque también hay cosas chulas unos pocos kilómetros más allá. Llegamos a la estación superior del teleférico, solos en medio del monte. Salen varios caminos, todos bien indicados mediante carteles indicadores. Cogemos el que anuncia el “point de vue” del glaciar de Argentiére. Es un camino sencillo, aunque de montaña. Un sendero, en realidad, aunque en su parte final conecta con una pista. Se hace cómodamente, y como estamos ya a cierta altura, sin nada de calor (también hay que tener en cuenta que serán sobre las 9 de la mañana, que andaremos a unos 2000 metros de altura y que vamos en manga corta, así que demasiado…). Mientras avanzamos, vemos helicópteros frecuentes que pasan por el valle donde está el glaciar, por debajo de nosotros. Suben desde Argentiére, y se adentran por el cauce del glaciar hasta sobrevolarlo. Son vuelos turísticos; aquí el patrimonio natural de la zona mueve mucho dinero. La duración de la caminata estaba bien medida: casi a los 45 minutos exactos, tras una curva en el camino, aparece de repente el frente del glaciar, y la temperatura cae drásticamente. Estamos bastante cerca del hielo, y se nota, la temperatura ha debido caer cerca de diez grados de golpe. Hace frío y viento (supongo que motivado justamente por el contraste de temperaturas entre el glaciar y los alrededores).

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