19 Nos acercamos al impresionante frente del glaciar de Argentiére, plagado de grandes bloques de hielo fragmentados, y hacemos multitud de fotografías. Aquí no son tan visibles como en el mar de hielo los efectos de la subida de las temperaturas, pero también se notan si los buscas: las marcas en las laderas de las montañas que rodean al glaciar muestran, en su erosión, cómo hace años el hielo llegaba bastante más alto. Aunque en este glaciar el retroceso ha sido más en longitud que en altura: antes el frente del glaciar casi llegaba hasta el pueblo de Argentiére; ahora hay que venir a buscarlo aquí arriba. Espoleados por el frío, disfrutamos de las vistas unos cuantos minutos e iniciamos el camino de vuelta. Me queda por dentro cierta desazón por no haber avanzado más, por no seguir andando qué se yo, treinta minutos más, o una hora más, para contemplar toda la extensión del glaciar y no solo su parte frontal… Pero es que nos sentimos presionados por aprovechar las horas que nos quedan de uso de los teleféricos: todavía hay cosas que ver, y muchas más que nos dejaremos. Porque no nos va a dar tiempo a subir ni a la cuarta parte de los sitios posibles… Volvemos al área de autocaravanas, y salimos de vuelta hacia Chamonix, para subir de nuevo al teleférico de Brévent, al que estuvimos a punto de subir ayer. Aunque ayer no lo vimos, hemos confirmado que allí hay un parking en el que entran autocaravanas, así que es cuestión de encontrarlo. En quince minutos estamos en Chamonix, y en cinco más junto al teleférico. Y justo allí, a la vuelta de la esquina, la entrada al parking. Nos da rabia: si lo hubiéramos visto ayer, hoy tendríamos tiempo para hacer alguna otra cosa. Pero en fin, también está bien descansar de vez en cuando… Otro teleférico, este también dividido en dos tramos, como el de la aguja, aunque sube a mucha menos altitud: unos 2500 metros. En realidad, el interés no está en el sitio al que sube, sino en las vistas que hay desde allí: estamos frente a la Aiguille du Midi y el Mont Blanc, al otro lado del valle, con Chamonix abajo, y hay unas bonitas vistas de todo el valle y de toda la cadena montañosa que se eleva tras él: los Alpes.
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