30 Buscamos un área cercana, preferiblemente con cierto atractivo, donde pasar la tarde-noche. A solo 13 km de Annecy hay una de pago junto a un laguito, parece chulo. Allá que vamos. Mientras volvemos a pie hacia donde hemos aparcado, podemos contemplar el caos del tráfico en esta ciudad: una ambulancia con su sirena intenta llegar a alguna parte, pero está encallada en medio de una fila inmensa de vehículos, todos parados. Horrible. Estamos solo a 13 km del área, pero tardamos casi una hora en llegar: primero, atravesar Annecy, que no tiene ni una triste circunvalación, y luego, diversas carreteras en obras que nos obligan a desviarnos dos o tres veces, aparte de algún que otro atasco en la carretera, también por obras. Cuando finalmente llegamos al área, estamos tan cansados (en buena parte por el calorazo que hemos soportado y la hartura de los atascos) que ni siquiera nos acercamos a ver el lago, que está a doscientos metros: nos damos una buena ducha, sacamos nuestras sillas y mesas, y hacemos tiempo leyendo hasta la cena. Pensábamos que estaríamos al menos un día más por Annecy, pero entre el calor y la muchedumbre salimos prácticamente espantados. Debatimos qué hacer: ¿subir hasta Dijon, que parece chulo? Es un rodeo muy grande ¿Aumentar el tiempo previsto para los días de playa, en las Landas? Demasiada playa. Solo tenemos claro que queremos volver a España con escala final en Las Landas, y que pararemos en Saint Emilion y en Burdeos, que son dos sitios por los que hemos pasado varias veces pero no hemos parado nunca. Pero necesitamos algo más por el camino entre los Alpes y el Atlántico. Mirando el mapa, vemos Vichy a una distancia razonable de nuestra ruta. No parece ser un destino especialmente maravilloso, pero sí parece tener cierto encanto, así que decidimos que será nuestra siguiente etapa. Día 11. Día de ruta. Annecy-Noirétable con escala en Pérouges. 230 km. Vamos hacia Vichy “con la mente abierta” y en plan relajado, sin prisas. Seguramente hoy pasaremos la tarde tranquila a las afueras de Vichy y lo visitaremos mañana. La etapa es corta, pero hay que cruzar Lyon, donde es fácil encontrar algún atasco. Acercándonos a Lyon vemos un letrero en la autopista que indica “Pérouges-Cité medieval”. ¿Paramos? No da tiempo a pensarlo, decido coger la salida: paramos. Total, ayer mismo no sabíamos ni a dónde ir, ¿por qué no? La ciudad medieval es peatonal, y está en lo alto de un cerro. Hay que aparcar en un parking de pago situado un poco más abajo. El pueblo es mono en general, con una plaza especialmente bonita. Todo de piedra, con algunas casas con entramado de madera… Muy chulo. Pequeñito y parece prácticamente deshabitado, excepto por algún bar y alguna tiendecilla, pero muy cuidado, muy mono. Tampoco tiene apenas visitantes, al menos hoy, lo cual se agradece. Es posible que en fin de semana la cosa cambie, porque el parking era grande, aunque hoy estaba bastante vacío. Dedicamos más o menos una hora a deambular tranquilamente por el pueblo y comprar una galette de Pérouges, que no se parece en nada a las galettes de Bretaña. Probamos la versión dulce, que no está mal (cualquier cosa con azúcar está buena), pero que perfectamente podríamos haber seguido
RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMjYy