5 El pueblo es muy chulo. Pequeño, pero muy chulo. Muy medieval, y pintorescamente ubicado entre montañas boscosas. Tiene una oficina de turismo, así que entramos, más por costumbre que por pensar que nos vayan a aportar algo… “Parlez vous espagnol?” (por probar…) Non. “Anglais?” Casi le veo temblar, angustiado… Non. Oficina de turismo solo para franceses, parece. Pues nada, en francés. Conclusión: pasea por el pueblo y entra en la iglesia. Me sobraba la oficina de turismo… Hace calor. Hase musho caló, como en la canción de Kiko Veneno. Parece increíble que estemos casi 1000 km al norte de Madrid, no se nota lo más mínimo. La ola de calor ataca a nivel europeo. Vemos el pueblo, tomamos una caña en una terracita a la sombra (a un precio que me sorprende, prácticamente como en casa) y nos vamos. Ni dos horas hemos estado aparcados, correctamente, sin salirnos de las marcas y previo pago de 6€. ¿Qué problema había…? En fin… Es pronto, así que decidimos hacer unos kilómetros más y buscar sobre la marcha algún sitio de pernocta que pille cerca de nuestra ruta. Hay varias áreas en la zona que consideramos razonable (por distancia), pero al mirar los detalles casi ninguna nos convence (cerca de la carretera y ruidosas, o cosas así). Nos decidimos por la de Coltines, un pequeño pueblo un pelín apartado de la carretera principal, pero solo unos 5 km, con un área rural con buena pinta. Vamos allá. Cuando estamos llegando y salimos de la carretera principal, pronto nos arrepentimos: ¿en serio han hecho un área de ACs en un sitio al que hay que llegar por esta carretera? Somos ateos, pero ahora rezamos para que no venga nadie de frente, porque en la mayor parte del recorrido no pasaríamos. Son solo 5 km, pero se hacen eternos. Afortunadamente, a este pueblo no viene ni Dios. Llegamos al área, pequeña pero muy cuca, con mesitas, árboles y césped, a las afueras del pueblo. Estamos solos. Nos instalamos, sacamos sillas y mesas, y nos relajamos. Estamos en una zona cien por cien rural: granjas, vacas, sembrados… Y ni un alma. Frente al área está el campo de fútbol. Dentro están montando algo. Al rato, por unos altavoces empieza a sonar música. Nos mosqueamos. Damos un paseíto al pueblo, a cien metros del área; a su
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