Un verano por francia

7 Pasamos la mañana en la carretera, y poco después de comer los carteles ya empiezan a anunciar Genéve y Suisse. Poco después vemos aparecer el Mont Blanc: de lejos impresiona, y entiendes perfectamente su nombre. Vas por una zona de montaña pero muy normalita, con montes ni muy altos ni muy atractivos, un paisaje verde y arbolado… y de repente, aparece una montaña lejana grande y completamente blanca, resplandeciendo al sol. El contraste de su blancura contra el verde del entorno es increíble. Es el Mont Blanc. Pero hoy no es nuestro destino. Hoy vamos a otro valle unos 40 km al norte de Chamonix, donde al parecer también hay paisajes majos, especialmente el circo de Sixt-Fer-à-Cheval. Y además allí hay un área de ACs pegada a la zona de interés, a la que llegamos, como casi todos los días, sobre las 5 de la tarde. Nos instalamos, sacamos nuestras mesas y sillas (en Francia se puede; y en realidad, si es un área de ACs, ¿por qué no?), y damos un paseo por el pueblo, que está a unos 300 metros. No es gran cosa, pero ya deja entrever algo de la arquitectura alpina, de los chalets de madera con flores en las ventanas y balcones, etc. El entorno la verdad es que nos decepciona un poco para ser los Alpes: hemos visto valles más chulos en los Pirineos. Pero bueno, a ver qué vemos mañana. Día 4. El circo de Sixt-Fer-à-Cheval. Hoy toca ir al circo. Sin payasos, eso sí. Hay un parking unos pocos km carretera arriba, y desde allí toca seguir andando. Llegamos a una barrera, más allá está el parking de pago. Pero justo antes de la barrera hay un gran parking gratuito. Nos apartamos al parking gratuito y consultamos Google Maps a ver si merece la pena pagar, en función de cuántos kilómetros de caminata nos ahorremos. Nos sorprende: nos ahorraríamos apenas 10-15 minutos de andar, no merece la pena. Aparcamos, nos ponemos las botas, cogemos los bastones y las mochilas con los bocatas que hemos preparado para hoy, y en marcha. Nos vamos al circo. Empezamos a andar, y en breve nos alegramos un montón de no haber entrado al parking de pago: no solo no te ahorras casi nada, sino que además hay varios parkings, y las ACs tienen que aparcar en el primero tras la barrera, en el más alejado del destino. Es decir, que pagas y al final casi andas lo mismo. Hemos hecho bien. El camino es prácticamente un paseo, cómodo y muy llano. Está lleno de gente de todo tipo y condición, poca gente atlética y montañera por aquí. En breve llegamos al circo, que no parece realmente un circo, al ser muy grande y abierto, y ser casi la confluencia de dos “semi-circos”. Aquello es prácticamente un parque de recreo: bares, restaurantes, ponys de alquiler, mesas de picnic… El paisaje es mono, pero no para tirar cohetes. Suponemos que habrá que seguir para llegar al verdadero destino. Allí se queda buena parte de la gente, pero otros muchos siguen hacia lo que creemos que es “el verdadero circo”. Allá vamos. Por el camino hay un centro de visitantes y cojo un mapa. Sí, por ese camino parece que vamos hacia la zona de las cascadas (más de cien, creo recordar que menciona el folleto), y además está cerca.

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