Día 12 Hemos dedicado el día entero a Friburgo, que es una ciudad fascinante, es la etapa que conduce a la Selva Negra y como ciudad es una maravilla, llena de gente joven por su Universidad y sus canales pequeñitos que cruzan sus calles donde los niños con los barquitos de vela que venden en los kioscos navegan con su fantasía a países y lugares remotos y los mas mayorcitos caminan con los pies metidos en el agua, me quedo con las ganas de hacer lo mismo y me duele ser tan estúpida de temer “ al qué dirán”, me fascina el mercado restaurante donde hay decenas de restaurantes, para llevar, o comer allí mismo, la comida alemana se une a la asiática Hemos encontrado a una pareja con dos niñas de Calpe, que debutaban en el autocaravanismo, y me siento mal porque les he comentado que dormiríamos en el Titisee por el fresquito, pero cuando hemos ido, la zona ha desaparecido, y no sé si ellos tomarían la decisión de ir allí, cuando hemos vuelto hemos tratado de localizarlos para avisarles por si acaso, pero no hemos vuelto a verlos Compras de ropa para Macarena. El chiquitín de Kiko y la casi ya terminada de engendrar Candela, que en Alemania hay preciosidades para los niños Hemos ido a la catedral que tiene una torre de 116 metros, de estilo románico tardío se sirvieron del gótico francés, los planos se modificaron varias veces, me encantan las estatuas en las que aún queda policromía antigua de santos y apóstoles del pórtico, que no se contempla bien por la malla que utilizan para no dejar pasar a las palomas, pero me encantan lo que los alemanes llaman “ los escupidores de agua,” que son las cañerías para desagüe el agua de lluvia que aquí se convierten en una especie de gárgolas tallados magistralmente
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