en francés se pronuncia O, así que yo siempre a los magrebíes los llamo moros) Habían los típicos dulces chuparkia , misimmel y jiringo en pastelerías muy baratas, y al final llegamos a la plaza donde ponen el Rastro de Bruselas en la plaza del Jeu de ball que está en el corazón del barrio de Marolles, con un ambiente único, pero la diferencia se encuentra en que hace muchos años encontrabas cosas interesantes, Enrique tiene varias radios compradas allí, pero ahora, saturado de turismo con unos prohibitivos precios, así que nos vamos sin comprar nada Bajamos hacia la entrada de la Estación que está situada en el mismo centro de la ciudad, yendo a la Gare Central está el Marche au Bois/ Houtmar,en este lugar los domingos, vienen muchos holandeses que forman un maravilloso mercado de plantas, muchos chiringuitos con ropas, muchísimos, donde yo pensaba encontrar unas cortinas, que solo las hay en Bélgica, y en esta ocasión no las había o no las vi. Muchísimos puestos de verduras y frutas tipo zoco moruno, muy barato y con una gran variedad, me veo dentro de mis raíces, color, sonidos y magia, me encanta este lugar Y nos vamos a comer kefta y mas cocina marroquí en un bar en la calle donde todo es islámico, las vestiduras de las personas, librerías con textos en árabe, tiendas de telas y la cacharrería típica de la etnia, dejamos la zona del Sablón y Marolles y nos vamos al Centro histórico Visita obligada al Makneken pis, que es el símbolo de la ciudad, muchos ejércitos quisieron robarla, hasta que un ex presidiario logro hacerse con ella El Niño meón tiene muchas leyendas, una de ellas es que un noble abandonó una procesión para orinar, una bruja lo vio y le lanzó un hechizo que lo convirtió en estatuilla También se cuenta que salvó a la ciudad de un incendio orinando sobre una tela encendida El Makneken pis tiene un museo de ropa regalado por las personas ilustres que vienen a Bruselas, el museo se encuentra en la casa del rey, y como curiosidad tiene un traje de torero Modernamente, es la primera vez que vemos a la Jeannette pis, la versión femenina, más o menos de su tamaño situada en una hornacina cercana a la Gran plaza en un callejón, lo cierto es que el escultor
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