3 NUESTRA CARAVANA EN UN BARCO… En el mes de abril, mi padre compro los billetes del ferry. Después de estar mirando los precios durante unas cuantas semanas se decidió y les pago. Aprovecho una oferta que salió un viernes, no era mucho más barato que otros días, pero algo se notó. Compró billetes para caravana, coche y cuatro personas en camarote interior. Llego el día siete de agosto. Mi madre quería madrugar por si teníamos algún percance y no tener problemas para llegar a la hora y mi padre esta vez no tenía prisa, decía que teníamos tiempo de sobra en todo el día para llegar. De Burgos a Barcelona teníamos unos 600 kilómetros. Salimos de Burgos sobre la diez de la mañana, el viaje fue sin problemas. Cuando paramos a comer en un área de servicio nos llegó un mensaje avisando de un retraso de hora y media en la salida del barco. Era lo normal según lo que pudimos leer en algunas reseñas. Así que en teoría saldríamos de Barcelona a la una y media de la madrugada. Nos sobraba bastante tiempo y paramos a merendar y llenar el depósito de gasóleo unos kilómetros antes de llegar. Por fin llegamos, dimos la vuelta al edificio de oficinas de Grimaldi Lines y allí una persona nos leyó los billetes y nos indicó donde aparcar la caravana para esperar. Dejamos aparcado el conjunto pegado a más autocaravanas, motos y un par de chicas con sus bicicletas y nos fuimos a hacer nuestro primer test de antígenos para mi hermana y un servidor. En las oficinas de la compañía tenían un servicio médico que nos hacían las pruebas. Mientras esperábamos los resultados, mi padre estaba muy muy nervioso, como de positivo me da algo, decía. Al final dio negativo igual que los siguientes cinco test más que nos hicimos durante el mes de vacaciones. Para viajar en el barco era necesario, pero nadie nos los pidió en ningún momento. Luego durante las vacaciones para entrar a algunos museos o lugares públicos o si querías comer en el interior de algún restaurante también te los pedían. El primero lo tuvimos que pagar, pero luego en la mayoría de las ciudades donde fuimos la “Croce Rossa” (cruz roja) italiana los hacia gratuitamente esperando unas veces más que otras a las colas. Después de tener los test negativos en nuestras manos nos pusimos a cenar junto a nuestra caravana mientras vimos cómo se llenaba el parking donde estábamos. Por fin llego el barco, atraco y empezaron a baja coches y camiones y más camiones… No me Puerto de Barcelona
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