Italia

4 podía creer todo lo que entraba allí dentro. Por fin nos tocó entrar a nosotros, por un lado los camiones, luego nosotros y finalmente los coches. En el silencio dentro de nuestro coche se notaban los nervios de lo desconocido, pero todo fue rodado y aparcamos al fondo del barco sin ninguna complicación. Cogimos nuestras bolsas, mi padre la nevera de compresor que habíamos comprado unos meses antes y subimos a nuestro camarote. Nos costó un rato encontrarle. El camarote era un poco cutre, eran dos literas y un baño. Dejamos las cosas y salimos a cubierta para ver cómo nos íbamos de España. Volvimos al camarote después de dar unas cuantas vueltas, nos pusimos el pijama y a dormir, serían más de las dos de la madrugada. La noche la pasamos bien, yo dormí perfectamente como siempre, mi padre que es el que más problemas tiene, se puso los tapones, se tomó una pastilla y bien. El día en el barco fue bastante pesado y aburrido, dimos vueltas por todo el barco y por la tarde mi madre y hermana, siesta, yo serie en la Tablet y mi padre estuvo por ahí no sé dónde... Creo que estuvo más tiempo buscando nuestro camarote que otra cosa. El ferry tenía una piscina que daba risa, sería como una docena de bañeras juntas. Por el barco vi algún cartel de prohibido acampar en los pasillos… vimos a gente con su colchón hinchable por allí tirados. Nosotros comimos la comida que teníamos en nuestra nevera. Después de parar en Cerdeña donde aprovechamos para bajar a la caravana a por unas cosas, por fin llegamos a Civitavecchia tardísimo, serian la una de la madrugada. A mi padre de nuevo se le veía algo alterado y nervioso, pero salimos del barco sin ningún tipo de problemas. Tanto al entrar como al salir los operarios del barco te dan todo tipo de indicaciones de por dónde te tienes que mover. Al salir tuvimos que dar marcha atrás un Ferry Grimaldi Lines

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