Como está muy seguro el lugar, dejamos la Ac y en un taxi nos vamos a Túnez capital Viendo algo tan curioso como personas que están de guardianes de un sitio para aparcar, ponen una escalera, algún bulto o cualquier objeto grande y venden el sitio por una propina superior a lo que se le da a un guardacoches, y vi varias peleas porque había personas que querían ocupar el sitio y el “guardador no lo dejaba” Nos quedamos a la entrada de la Medina que es monumento nacional, y estando muy acostumbrada a ver medinas de Turquía o de más países árabes, como en Siria o Marruecos me pareció bastante birriosilla, pequeña y poca variedad de artículos Lo que si merece la pena son los azulejos, son una preciosidad , en todo Túnez, pero decidimos comprar para el final del viaje, la verdad es que les dan 550 vueltas a los marroquíes en precio y calidad, se elaboran en arcilla y se secan al sol y una vez secos se meten al horno y se decoran preferiblemente en negro y ocre , el color de la tierra tunecina, compre varios imanes a cual más bonito, pero de diseño , no los hechos para el turismo y uno para poner en la pared de mi terraza , una puerta en tonos azules que era una preciosidad Algo que a nosotros no nos ocurrió fue el regateo compulsivo del que se escribía en muchos relatos que leímos, dimos con comerciantes educados que nos ofrecían los objetos en precios razonables, cierto es que apenas había turismo, excepto uno de Sidi Bou Said que me pidió por una jaula una barbaridad, y le dije “no, Gracias” se puso muy enfadado persiguiéndome y diciéndome si lo que quería era que me la regalara, al final la compre en otra tienda a un precio muy razonable, yo quería una jaula tunecina
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