comer. Después pasamos por un bar a tomar café y pasar por el baño. Dejamos la furgo ahí y nos vamos a patear el pueblo. Descubrimos que hay baños públicos que se desinfectan cada vez que se cierra la puerta, ¡Maravilloso! Paseamos por la playa, por el centro y nos gusta mucho ese pueblo. Hacemos unas tapas por las tascas del centro. Nos habían dicho que era todo muy caro, pero creemos que la calidad se paga, y esas tapas no es un trozo de pan con una rodaja de fuet, la verdad. Nos dio buena sensación calidad precio y pagamos muy a gusto lo que nos pidieron por las tapas y por el txakoli. Al volver nos topamos con una feria medieval, y como estas cosas nos encantan, compramos un pan, embutido del bueno y esta noche cenaremos un “pa amb tomaquet” o “pantomaca” como hemos leído en algún lugar. Para dormir nos movimos a un “furgoperfecto” donde coincidimos con una autocaravana y otra furgo. El lugar era muy oscuro y alejado, pero los de la autocaravana nos tranquilizan un poco. Cenamos y nos acostamos no tranquilos del todo pero sabiendo que habían dos familias cerca nuestro. Día 3 Una ducha por favor Tal y como nos despertamos tenemos que ir al lavabo. Nos acostamos pensando que quizá no deberíamos de habernos movido de donde aparcamos ayer. Mirando por internet vemos que hay un polideportivo municipal cerca, así que decidimos pasar por a ahí a ver que se cuece. Resulta que estaba justo en la otra esquina de donde aparcamos del día anterior. Entramos para preguntar el precio de usar las duchas. La chica estaba tan sorprendida que tubo que preguntar a la compañera. Nos cobraron la cuota mínima, si no recuerdo mal 1,5€ por persona, así que a la ducha patos. Es curioso lo mal que nos sentimos mientras sabes que te falta higiene y que no puedes solucionarlo. Tras una buena ducha calentita, desayunamos y decimos adiós a Zarauz para saludar a Guetaria. Éste es el pueblo de origen de Juan Sebastian Elcano, el mismo que da nombre al buque escuela de oficiales de la marina española y primera persona en dar la vuelta al mundo. Es un pueblo precioso, una iglesia en medio con una edificación algo rara debido a la orografía del terreno. Tras haber pateado el casco antiguo arrancamos la furgo y tiramos por la N634 dirección Zumaia. Es un pueblo turístico y surfero. Por lo menos fue la sensación que nos dio, así que lo pasamos de largo. Hasta aquí la carretera era de costa pegada al mar, y a partir de ahí era una carretera como de montaña, sin llegar a serlo. Bajamos a los flysch, cosa chulísima de ver, pero nos perdimos un poco, la aventura parte del viaje. Cuando nos perdimos atravesamos unas praderas ultra verdes pasando por masías, no sabríamos volver pero nos encantaría. Tras la excursión, llegamos a Deba, aquí dimos un paseo por el pueblo, es todo peatonal, y en el rincón más escondido vimos un restaurante poco turístico y nos metimos a comer. ¡Que menú más bueno! ¡A precio de mortales y no de guiris! ¡Genial! Con el estomago lleno empezó a chispear y nos apetecía un poco de rutilla así que chino chano seguimos la carretera sin saber a donde. Llegamos a Lequeitio, tenía buena pinta y decidimos tomar una birrita y patear un poco. Nos encantó el pueblo incluso dijimos de quedarnos ahí a dormir. Pero al ser pronto y no estar cansados preferíamos despertar en algún lugar que no hayamos visto, así que fuimos a pernoctar a Guernica. Llegamos bastante tarde y buscamos un buen lugar, cenamos y a dormir. Día 4 Que guapo todo pero, ¿Volvemos? Despertamos en Gernica y tras desayunar nos vamos a pasear por el pueblo. A simple vista se nota que aquí ha habido pasta en momentos de preguerra civil, hay muchos palacetes y casas enormes. La visitamos un poco por encima. Para hoy teníamos planes y no queríamos salir muy tarde, pero amenazamos con volver con mas calma. De vuelta a la carretera hasta llegar al bosque de Oma. Teníamos ganas de verlo así que a patear por la montaña. Una vez llegados allí nos lo encontramos cerrado. Pero con mil personas transitando hacia el bosque y otros mil que salían de él. No vamos a decir si entramos o no, pero es posible que sea muy bonito. La gente es agobiante y sin respeto por el medio ambiente que le rodea. Volvemos a nuestra casa con ruedas y volvemos por donde hemos venido, ahora teníamos otro lugar que queríamos ver. Llegamos a una hora muy buena, la hora de comer. Estamos en San Juan Gaztelugatxe. Brutal es increíble, bonito, impactante y plagado de
RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMjYy