VILLABOA
timid@
Os transcribo la carta que un amigo mío ha enviado hoy a los periódicos de Sevilla.
JOVENES EN AUTOCARAVANAS
La descalificación generalizada de cualquier colectivo, personal, profesional, por razones de sexo de edad o de raza, o de condición social, es cosa que, sencillamente me resulta repugnante. Independientemente de que siempre haya contribuido porque esto desapareciera. Pero ¡¡Dios que difícil resulta!!, ¡¡Cuantas personas nos encontramos que no están dispuestas a facilitar: convivencia, fraternidad, normalidad, tolerancia etc!!.
¿A que viene ese prólogo y el titulo de esta nota? Pues lo explicaré: He “prestado” a mi hija de 31 años y a su pareja de la misma edad: Ambos serios, responsables, “buena gente” -como decimos por estas tierras-, nuestra AUTOCARAVANA para que disfruten de unos días de vacaciones por donde les parezca bien. Obviamente mi hija desde pequeña, viajó con nosotros, haciendo camping con tiendas de campaña primero, en caravana luego y posteriormente en autocaravana, por tanto….le va en los genes.
Circulando en el estas fechas por las carreteras españolas, en un cruce con determinada peligrosidad una dotación de la Guardia Civil regulaba eficazmente el fluido tráfico existente, dándole en principio paso junto a otros vehículos que le precedían, pero al llegar a la altura de uno de los agentes, presumimos, que al verles “jovencitos” casi echa a correr (el agente) y le indica, ordena, solicita…… la parada inmediata en el arcén derecho.
La circulación sigue fluida y el agente solicita, con regulares modales, la documentación preceptiva, no sin antes indicar que se trata de un control de estupefacientes. Se hace entrega de la documentación al día y pide entrar en la autocaravana (no podemos olvidar que ésta tiene la misma consideración que un domicilio privado). Obviamente como no tienen nada que ocultar no ponen inconvenientes y pasa: busca, toquetea, mira, requetemira y resultado negativo. Baja y le da “vía libre”.
La verdad es que esta situación nos contraría un poco, entendiendo y valorando que la benemérita y otros cuerpos y fuerzas de seguridad, cumplen una extraordinaria labor en el campo del seguimiento y prevención de la delincuencia, también, la actuación de este agente, nos ofrecen algunas dudas:
- ¿Les pararon precipitadamente porque eran jóvenes?
- ¿Habían cometido alguna infracción de tráfico?
- ¿Cómo entran, sin orden judicial, en un “domicilio privado” aunque sea “rodante”?
- ¿No saben que las drogas llegan a los grandes puertos en yates y en aviones privados a los aeropuertos, independientemente de por otros medios, y muchas o casi todas las veces “coordinados todos los envíos por gente mayorcita” y que en alguna ocasión, incautada la “mercancía” hasta desaparecen de los depósitos donde se custodian?.
- ¿Es que todo los que practicamos el campismo, caravanismo y autocaravanismo somos sospechosos de consumo y “trapicheos”?
Y…..paradojas de la vida: mi hija, por su formación Universitaria, por su vocación profesional y por su actitud personal está en la “briega diaria” por la erradicación de la droga, trabaja en una Institución social que está en ello y, obviamente en estrecha colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Para terminar y con la cordura que en estos caso es necesaria afirmo que mi hija seguirá conduciendo la autocaravana, que está ilusionada con comprarse una “furgona preparada” para viajar, en libertad, todo lo que pueda y, estoy seguro que respetará escrupulosamente y en todo momento las normas de circulación y aunque esta actuación del agente en cuestión, no haya sido la más afortunada, seguirá colaborando con todos, es por ello por lo que termino tal y como empezaba: descalificar a un colectivo por la actitud o comportamiento de un solo miembro es, cuando menos repugnante.
JOVENES EN AUTOCARAVANAS
La descalificación generalizada de cualquier colectivo, personal, profesional, por razones de sexo de edad o de raza, o de condición social, es cosa que, sencillamente me resulta repugnante. Independientemente de que siempre haya contribuido porque esto desapareciera. Pero ¡¡Dios que difícil resulta!!, ¡¡Cuantas personas nos encontramos que no están dispuestas a facilitar: convivencia, fraternidad, normalidad, tolerancia etc!!.
¿A que viene ese prólogo y el titulo de esta nota? Pues lo explicaré: He “prestado” a mi hija de 31 años y a su pareja de la misma edad: Ambos serios, responsables, “buena gente” -como decimos por estas tierras-, nuestra AUTOCARAVANA para que disfruten de unos días de vacaciones por donde les parezca bien. Obviamente mi hija desde pequeña, viajó con nosotros, haciendo camping con tiendas de campaña primero, en caravana luego y posteriormente en autocaravana, por tanto….le va en los genes.
Circulando en el estas fechas por las carreteras españolas, en un cruce con determinada peligrosidad una dotación de la Guardia Civil regulaba eficazmente el fluido tráfico existente, dándole en principio paso junto a otros vehículos que le precedían, pero al llegar a la altura de uno de los agentes, presumimos, que al verles “jovencitos” casi echa a correr (el agente) y le indica, ordena, solicita…… la parada inmediata en el arcén derecho.
La circulación sigue fluida y el agente solicita, con regulares modales, la documentación preceptiva, no sin antes indicar que se trata de un control de estupefacientes. Se hace entrega de la documentación al día y pide entrar en la autocaravana (no podemos olvidar que ésta tiene la misma consideración que un domicilio privado). Obviamente como no tienen nada que ocultar no ponen inconvenientes y pasa: busca, toquetea, mira, requetemira y resultado negativo. Baja y le da “vía libre”.
La verdad es que esta situación nos contraría un poco, entendiendo y valorando que la benemérita y otros cuerpos y fuerzas de seguridad, cumplen una extraordinaria labor en el campo del seguimiento y prevención de la delincuencia, también, la actuación de este agente, nos ofrecen algunas dudas:
- ¿Les pararon precipitadamente porque eran jóvenes?
- ¿Habían cometido alguna infracción de tráfico?
- ¿Cómo entran, sin orden judicial, en un “domicilio privado” aunque sea “rodante”?
- ¿No saben que las drogas llegan a los grandes puertos en yates y en aviones privados a los aeropuertos, independientemente de por otros medios, y muchas o casi todas las veces “coordinados todos los envíos por gente mayorcita” y que en alguna ocasión, incautada la “mercancía” hasta desaparecen de los depósitos donde se custodian?.
- ¿Es que todo los que practicamos el campismo, caravanismo y autocaravanismo somos sospechosos de consumo y “trapicheos”?
Y…..paradojas de la vida: mi hija, por su formación Universitaria, por su vocación profesional y por su actitud personal está en la “briega diaria” por la erradicación de la droga, trabaja en una Institución social que está en ello y, obviamente en estrecha colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Para terminar y con la cordura que en estos caso es necesaria afirmo que mi hija seguirá conduciendo la autocaravana, que está ilusionada con comprarse una “furgona preparada” para viajar, en libertad, todo lo que pueda y, estoy seguro que respetará escrupulosamente y en todo momento las normas de circulación y aunque esta actuación del agente en cuestión, no haya sido la más afortunada, seguirá colaborando con todos, es por ello por lo que termino tal y como empezaba: descalificar a un colectivo por la actitud o comportamiento de un solo miembro es, cuando menos repugnante.