Cocodrilo feliz
hablador
Cuando nos referimos a las distintas cajas de cambios de los automóviles que usamos, la mayor parte de las opiniones las exponemos sin que previamente hayamos tenido la oportunidad de probarlas, a lo largo de al menos 1.000 kms. Decimos que tienen tal o cual problema, porque se lo escuchamos a otro, a un mecánico o simplemente, nos posicionamos a favor o en contra, como podemos posicionarnos en la “derecha o la izquierda”, o del “Madrid o del Barsa”. Y una vez posicionados, los “otros” son nuestros enemigos, y claro: “ni agua”.
Mi primera experiencia con un cambio automático fue en la presentación a los medios especializados, del Peugeot 505. En aquellas fechas (ya llovió) fue el primer coche que se podía adquirir en España con esta opción, y no estaba al alcance de la mayoría de los bolsillos. Reconozco que por esta condición de producto “prohibido” para casi todos, me fascinó, y los 700 kms que duró la prueba me supieron a poco.
Años más tarde en una presentación, no a los medios, sino a los ejecutivos y gente de la “jet”, a la que en enviaron desde mi periódico, conduje el primer cambio automático “tiptronic”, en un Porsche 911, que incorporaba la particularidad sobre el clásico “P-R-N-D” de la opción del cambio secuencial. La fascinación fue absoluta, tan absoluta como la imposibilidad de que desde mi modesta economía jamás en la vida pudiese comprarme uno. La prueba no rebasó los 100 kms y claro, casi como quien lo contempla en un escaparate.
Mi vida, por lo tanto, siguió dependiendo de los automóviles de cambio manual, cada vez mejores y de más suave manejo, hasta hace tres años que adquirí un C-2 con cambio pilotado. Casi es lo mismo que los automáticos, pero con la sustancial diferencia de que estos cambios pilotados sí llevan embrague, aunque sin el clásico tercer pedal. Con 30.000 kilómetros y bastantes desplazamientos con la caravana enganchada, no puedo decir otra cosa que cuando no me ha quedado otra que deshacerme de él porque no me permite la ficha técnica remolcar más de 565 kilos (y la caravana pesa en orden de marcha 740), de los muchos coches que llevo viendo desde este verano, he fijado mi prioridad en que fuese automático, y puse especial énfasis en localizar un C-3 con el mismo motor de 110 cv y el cambio pilotado. No fue posible, porque hay pocas unidades en el mercado (hay más del C-2). Tampoco me satisfizo que en Citroen valorasen mi coche en 5.000 €, y para más escarnio, días más tarde viese unidades como “la oferta del mes” con más de 60.000 kms en 10.000 €. Así que seguí peinando el mercado de “segunda mano” armado de paciencia. En el concesionario de SEAT me valoraron el C-2 en 6.500 € y en el de Peugeot en 6.000.
Por fin localicé un Peugeot 307, automático “tiptronic”, 12.000 kms, 140 cv, 2 años desde su matriculación, y con origen en “flota de gerencia”. Estaba impecable y su equipamiento alto de gama. Un defecto importante para mi: su precio 13.500 €, menos los 6.000 que me valoraban en mío, el cambio de coche resultaba ruinoso. Lo probé y mis sensaciones me recordaron el C-2 pero al ser un poco más grande y menos “deportivo” el confort de marcha resultaba muy superior. Desistí y seguí peinando el mercado que es, en estas fechas, abundante e interesante a más no poder. Siempre sin prisa. Y localicé otro 307, prácticamente igual, pero en vez del motor de 140 cv, éste venía equipado con el de 110, el mismo del Grupo PSA-Citroen-BMV que equipa al C-2. Otra diferencia es que en vez de 12.000 kms tenía 110.000; y la tercera y sustancial, es que en vez de 13.500 € su precio era de 7.500, y que me lo “calzaban” con neumáticos nuevos, batería nueva y gancho escamoteable. No lo dudé, y tras probarlo, decidí que el C-2 se quedaba en casa (“Sevilla” me lo dijo en un post hace unas semanas: “No lo vendas y regálaselo a tu nieta…”) que mi nieta lo necesita para sus desplazamientos.
Esta es la presentación del hilo que pretendo desarrollar, sin otro deseo que dar a conocer mis sensaciones, y en absoluto plantear disyuntiva alguna, ni que nadie se sienta en la necesidad de posicionarse. Sólo trato de ser útil a quien esté pensando en comprarse un coche y tenga dudas sobre qué tipo de cambio será el más adecuado. En el siguiente post entraré en materia.
Cordiales saludos.-
Mi primera experiencia con un cambio automático fue en la presentación a los medios especializados, del Peugeot 505. En aquellas fechas (ya llovió) fue el primer coche que se podía adquirir en España con esta opción, y no estaba al alcance de la mayoría de los bolsillos. Reconozco que por esta condición de producto “prohibido” para casi todos, me fascinó, y los 700 kms que duró la prueba me supieron a poco.
Años más tarde en una presentación, no a los medios, sino a los ejecutivos y gente de la “jet”, a la que en enviaron desde mi periódico, conduje el primer cambio automático “tiptronic”, en un Porsche 911, que incorporaba la particularidad sobre el clásico “P-R-N-D” de la opción del cambio secuencial. La fascinación fue absoluta, tan absoluta como la imposibilidad de que desde mi modesta economía jamás en la vida pudiese comprarme uno. La prueba no rebasó los 100 kms y claro, casi como quien lo contempla en un escaparate.
Mi vida, por lo tanto, siguió dependiendo de los automóviles de cambio manual, cada vez mejores y de más suave manejo, hasta hace tres años que adquirí un C-2 con cambio pilotado. Casi es lo mismo que los automáticos, pero con la sustancial diferencia de que estos cambios pilotados sí llevan embrague, aunque sin el clásico tercer pedal. Con 30.000 kilómetros y bastantes desplazamientos con la caravana enganchada, no puedo decir otra cosa que cuando no me ha quedado otra que deshacerme de él porque no me permite la ficha técnica remolcar más de 565 kilos (y la caravana pesa en orden de marcha 740), de los muchos coches que llevo viendo desde este verano, he fijado mi prioridad en que fuese automático, y puse especial énfasis en localizar un C-3 con el mismo motor de 110 cv y el cambio pilotado. No fue posible, porque hay pocas unidades en el mercado (hay más del C-2). Tampoco me satisfizo que en Citroen valorasen mi coche en 5.000 €, y para más escarnio, días más tarde viese unidades como “la oferta del mes” con más de 60.000 kms en 10.000 €. Así que seguí peinando el mercado de “segunda mano” armado de paciencia. En el concesionario de SEAT me valoraron el C-2 en 6.500 € y en el de Peugeot en 6.000.
Por fin localicé un Peugeot 307, automático “tiptronic”, 12.000 kms, 140 cv, 2 años desde su matriculación, y con origen en “flota de gerencia”. Estaba impecable y su equipamiento alto de gama. Un defecto importante para mi: su precio 13.500 €, menos los 6.000 que me valoraban en mío, el cambio de coche resultaba ruinoso. Lo probé y mis sensaciones me recordaron el C-2 pero al ser un poco más grande y menos “deportivo” el confort de marcha resultaba muy superior. Desistí y seguí peinando el mercado que es, en estas fechas, abundante e interesante a más no poder. Siempre sin prisa. Y localicé otro 307, prácticamente igual, pero en vez del motor de 140 cv, éste venía equipado con el de 110, el mismo del Grupo PSA-Citroen-BMV que equipa al C-2. Otra diferencia es que en vez de 12.000 kms tenía 110.000; y la tercera y sustancial, es que en vez de 13.500 € su precio era de 7.500, y que me lo “calzaban” con neumáticos nuevos, batería nueva y gancho escamoteable. No lo dudé, y tras probarlo, decidí que el C-2 se quedaba en casa (“Sevilla” me lo dijo en un post hace unas semanas: “No lo vendas y regálaselo a tu nieta…”) que mi nieta lo necesita para sus desplazamientos.
Esta es la presentación del hilo que pretendo desarrollar, sin otro deseo que dar a conocer mis sensaciones, y en absoluto plantear disyuntiva alguna, ni que nadie se sienta en la necesidad de posicionarse. Sólo trato de ser útil a quien esté pensando en comprarse un coche y tenga dudas sobre qué tipo de cambio será el más adecuado. En el siguiente post entraré en materia.
Cordiales saludos.-