Pues veo que en la mayoría de los casos repetimos lo vivido... así que probablemente, nuestros hijos, nietos, etc, heredarán esta pasión...
Yo no tenía ni idea de lo que implicaba viajar de camping en camping, hasta que a mi padre un día, tras andar convenciendo a mi madre meses, le dió por alquilar una caravana. Le costó un dineral aquel viaje de quince días relámpago a Galicia. Llevábamos un Seat 1430 cuyo motor había sido sustituido por un Perkins diesel. La caravana era una Moncayo de aquellas de principios de los años 80, decorada exteriormente con unas franjas horizontales en tonos marrones y naranja, con los cristales de plexiglas color caramelo (dentro sentías que siempre había mucha luz) y con un pedal para abrir el grifo de la cocina.
Lo pasamos genial, conocimos Merida, Cáceres, Salamanza, Zamora, Lago de Sanabria, la ria de Arosa, Vigo, Santiago, Aranjuez... y muchos sitios más, todos en el mismo viaje.
A la vuelta al Seat, circulando con el conjunto se le estropeó el muelle del acelerador y además íbamos bajando un puerto, el coche se embalaba hasta que mi padre se hizo con el coche y tiró del pedal hacia arriba ya desembragado el motor... ¡Qué susto! y sin estabilizador ni na de ná. Lo arregló en el arcén con el muelle de un bolígrafo, no me pregunteis más porque no tengo ni idea de mecánica, ni el tampoco... Estoy hablando de 1985, yo tenía 15 años.
Como una caravana mis padres no se podía ni plantear la compra (un solo sueldo y cinco bocas que alimentar más hipoteca...) decidieron ahorrar para comprarse un carro-tienda.
¡Qué ilusión!, la verdad es que a mi me encantó la idea, y los primeros veranos en la Cala del Aceite de Conil son inolvidables, pero al final como los veranos a partir de los 17 años me dediqué a trabajar, comencé a quedarme en Málaga...
El último viaje que hicimos los cinco juntos fué en el 93, que como me licencié de la mili en Cádiz, me recogieron ese mismo día allí y nos pusimos rumbo al Algarbe Portugués con el carrito y el Citroën AX 1.1 TRE... El cochecillo iba cargadito hasta los topes y a veces al final de los puertos parábamos para ventilar...
En el momento en el que me pude comprar mi primera moto de verdad, comencé a ir ya con mi novia o algunos de mis hermanos en mi Hondita con el iglú en el depósito, los sacos a ambos lados del asiento, la mantita para el suelo de la tienda bajo los aislantes y de paso para el acolchado extra que le faltaba a la moto, para que a la media hora no lleváramos el trasero dormido...
Eran los fienes de semana de acampada en Parques Naturales en libertad, sencillos, pero divertidos, felices, relajantes... Pedíamos el permiso en la junta de Andalucía e íbamos a las zonas de acampada... Entonces se podía hacer fuego y aprovechaba donde otros ya habían colocado las piedras para hacerse el suyo con anterioridad.
El infernillo Trangia de alcohol, las sopas de sobre, y el frío, muuucho frio... En la imagen (que creedme, no me hace justicia) se ve la cara de sueño tras haber pasado toda la noche en vela a causa de las bajas temperaturas, los guantes de la moto en los pies y a pesar de eso, congelados... No tenía aún los materiales adecuados.
Pero la tienda dió mucho de sí, el mejor de todos mis viajes con ella en solitario y en moto, fué el que hice a Lisboa una Semana Santa desde Málaga, ¡aquello si que fué una aventura! algún día la contaré también.
En esta foto se ve el estreno de mi mujer en el mundo campista, dos semanas después de comenzar a salir ya le hice probar el mundillo, a los once meses nos casamos y nuestro viaje de bodas fué con esa misma tienda, el Renault Clio 1.4 75cv y cinco semanas descubriendo desde Lisboa, Simtra, Peniche (Islas Berlengas), Nazaré, Abeiro, Oporto, Braga, Tras-os-Montes, Lago de Sanabria, León, Oviedo, Covadonga, Lagos de Enol, Arenas de Cabrales, Picos de Europa (mucho senderismo), Santander, Potes, Fuente Dé, más Picos de Europa y senderismo... etc, etc... Se estrenó bién en el mundo del camping...
Hace más de diez años llegó mi primera hija y cambiamos a una tienda iglú de una sola habitación, pero de montaña de verdad, Ferrino, nos costó un dineral y la estrenamos cuando la niña tenía un añito recién cumplido y pasamos quince dias haciendo senderismo con ella a la espalda en los Pirines, bueno Oredesa. Alli fué cuando mi mujer me dijo, -Angel, vamos a hacer cuentas porque yo prefiero con la pequeña viajar más cómoda- y es que delante de nuestra parcela acamparon uns viejitos holandeses con su caravana y cuando nosotros comenzamos a recoger ellos se recreaban mirándonos, hasta que rompió a llover y ellos en un periquete, levantaron sus patas y engancharon... Nosotros nos pusimos de barro hasta as orejas, la tienda la metimos a chorreando y hecha un asco en el coche las cosas al montón... la niña llorando...
El verano siguiente ya compramos a plazos nuestra Sun Roller y comenzamos a descubrir otro mundo, Francia. Con el Scenic 1.9dci 65cv, sin turbo hacíamos lo que podíamos, desde luego aquellos cuatro años hasta que nos decidimos a cambiar por otr Secenic esta vez de 120cv, lo pasamos en grande, porque nos tomábamos las cosas con filosofía, pero hacer toda la costa Mediterránea hasta Provenza o el Macizo Central, nos suponían cinco días de ida y cinco de vuelta y de los puertos ni hablemos en segunda y a 40km/h...
La siguiente foto es del que fué nuestro primer conjunto, claramente descompensado en la relación peso-potencia, pero precioso...
De la Sun Roller no os voy a hablar, porque ahí si que tendría para rato, nos salió regularcilla, hasta se nos separó de la pared el mueble de la cocina en Budapest... pero bueno los ocho años que la tuvimos nos hizo un buen servicio y sobre todo, la usamos con mucha iusión...
Y bueno después llegó la pequeña y preferímos tener literas en vez de una cama grande para las dos niñas y nos lanzamos a comprar la que ahora va cumplir un añito, nuestra Knaus Sport 400LKK, con la que estamos muy contentos de momento y nos encanta viajar... adios a pasar frío en las acampadas de invierno...
Saludos, Ángel