Vuelta de Praga
Hemos estado cinco días a pleno rendimiento.
Mi primera preocupación era el tiempo y tuvimos mucha suerte, no llovió mas que durante una hora el día 24 y poquito, de manera que me coloqué una capa de agua y seguí callejeando durante esa hora, mientras mi familia aprovechó para descansar un poquito en el hotel antes de salir a cenar. La temperatura ha ido decreciendo según pasaban los días, pero íbamos tan preparados para el frío que estábamos mejor en la calle que en sitio cerrado.
Hemos ido a dos conciertos y a una función de “teatro negro”.
El primer concierto en la iglesia del Clementinum y el segundo fue el concierto de Navidad (25) por la orquesta sinfónica de Praga en el Rodolfinum, una autentica maravilla, con el añadido de haber podido ver el magnífico teatro por dentro. Sobre el teatro negro tengo que decir que me pareció una tomadura de pelo, al menos la función que vimos nosotros, iba con desconfianza y pregunté a unos españoles que salían de la sesión anterior, como dijeron que estaba bien pues fuimos. ¡¡No me salí antes de tiempo por rentabilizar los 28 euros del coste de cada entrada. Seguro que en algún sitio del mundo existe buen “teatro negro” pero el que yo vi (Titulo: Versiones de Alicia en Divadlo ta Fantastika) era una tomadura de pelo para turistas.
Casi me pareció otra Praga. Por ejemplo, recordábamos haber recorrido la plaza Wenceslao oyendo solo nuestras pisadas, no había coches en aquel entonces ni apenas gente. Ahora parece la Puerta del Sol, está a tope. Igual ocurrió en la Plaza Vieja, la del reloj, claro que esta es que estaba llena de puestecillos navideños. Estaba preciosa, pero cuando la vi en 1990 vacía me pareció grandísima, no como ahora….
Algo que no vimos la vez anterior fueron la Sinagogas, todas muy interesantes, así como el cementerio judío. Tampoco recordaba los frescos extraordinarios de las bóvedas de la iglesia de Santiago, impactan la ilusión de altura que llegan a conseguir a través de la pintura, donde escuchamos a un gran coro y el maravillo órgano en la mañana del día de Navidad.
Me gustó mucho “repasar” el museo Nacional Národmi, fui derecha en busca de las mariposas que tanto me impactaron la primera vez y ¡¡me volvieron a sorprender!! No recordaba plenamente lo maravillosa que era la colección. Otra cosa que busqué fue una “venus” prehistórica chiquitita como la Venus de Willendorf o la de Dolni Vestonice, que también tenia en mi recuerdo, pero no estaba segura de haberla visto en ese museo y efectivamente allí estaba, otra maravilla. Mis hijos recordaban el esqueleto gigante de ballena colgado del techo, yo no lo recordaba y efectivamente es impresionante. Es uno de los mejores museos que he visto en mi vida, no os lo perdáis, especialmente si vais con niños o adolescentes, aprenderán mucho…..
Tampoco conocíamos la obra de Alphonse Mucha, allí tienen un museo con sus maravillosos carteles, me encantaron. El resto de su obra, pintura y artes decorativas en edificios lo vimos a través de un vídeo, muy interesante y que nos sirvió para descansar un largo rato.
Muy bonita la Casa Municipal, edificio de art nouveau, con sala de conciertos, restaurante y cafetería, allí hicimos nuestra cena de Nochebuena.
Total, unos bonitos días muy aprovechados y solamente dos contrariedades. La primera que mandaron nuestra maleta a Rusia, claro que eso lo supimos después, es la primera vez que nos pierden la maleta y no quiero relatar lo desagradable del tema. La segunda contrariedad es que ¡no nevó!. Iba preparada para recorrer Praga nevada, lo había visto en postales, si hubiera nevado el último día habría sido un viaje perfecto.