Río Seco. No es oro todo lo que reluce.
Espectaculares imágenes del habitual Río Seco que cruza Castellón, "seco"! y que como barranco de recogida de torrenteras, cuando llueve en abundancia, se convierte en un verdadero cauce de río.
Espectaculares sí pero, pero, pero....sigan leyendo sigan....
Ocho años después de que se diera por finalizada una de las obras más reivindicadas en Castellón como fue encauzar el río Seco y cubrir 1.600 metros de cauce a su paso por el núcleo urbano para acabar con la última barrera urbanística en la ciudad, su vigencia ha caducada. La inversión de 50,1 millones de euros se ha demostrado insuficiente antes de una década.
A juicio de los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar, CHJ, para que dicho cauce asuma la aportación de agua procedente del barranco del Sol habrá que volver a actuar en la desembocadura. Tal y como explicó la presidenta de la CHJ, María Ángeles Ureña, a la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, en el encuentro de trabajo que ambas mantuvieron el pasado viernes, si se produce un incremento del caudal previsto entonces, procedente de otro encauzamiento, habrá que modificar el punto de desagüe del río Seco.
La infraestructura que fue proyectada por el que fuera ingeniero municipal José Prades García a finales del siglo pasado; supervisada por la CHJ y aprobada por el Consejo de Ministros del popular José María Aznar el 13 de diciembre de 2002, tardó tanto tiempo en hacerse realidad, y asumió tantos cambios por el camino, que de los 30.409.241 euros con que se adjudicó a Dragados la obra, se pasó a cifrar en 42 millones la inversión -41,5 millones de obra y 459.526 euros en expropiaciones de terreno- a cargo del Estado.
A través del Ministerio de Medio Ambiente, la Administración central acabó pagando 50,1 millones de euros. Al final, las obras de encauzamiento entre la autopista AP-7 y la desembocadura del río en la playa del Gurugú, se prolongaron durante cuatro años con sucesivos modificados del proyecto para poder garantizar el paso de 600 metros cúbicos de agua por segundo.
Esa capacidad hidráulica, pues, es la que se vería superada al verter a este cauce fluvial las aguas del barranco del Sol. Curioso resulta que no se tuviera en cuenta en su día que la solución a la torrentera que inunda el grupo San Agustín-San Maros, al oeste de la ciudad, cada vez que llueve con intensidad, pasaba por verter estas aguas al río Seco. La infraestructura hídrica a lo largo de 10,8 kilómetros no tenía otro objetivo que disminuir los riesgos de inundación por desbordamientos que venía afectando durante décadas a infraestructuras, edificaciones y el casco urbano. En cuanto a la actuación en la desembocadura se intentó dar respuesta a dos cuestiones: por una parte facilitar el desagüe y por otra, impedir las acumulaciones de material sólido que por aquel entonces se registraban en la desembocadura.
Noticia publicada en facebook por mi gran amigo Santiago.