Un recorrido por la memoria

Francia, Luxemburgo y Bélgica, un recorrido por la memoria 158 Brugge (Brujas)- vio frenada su marcha. Las interpretaciones sobre la decisión de permanecer en Langemarck han sido diversas. Se habla de batalla de encuentro, de que Haig estaba advertido de que los alemanes habían tomado Ennetières y La Vallée, que la 6ª división tuvo que retirarse forzadamente o de que la aviación le confirmó el movimiento de un importante contingente alemán desplazándose hacia la zona. Otros más tendenciosos argumentan que la retirada ‘estratégica’ de los franceses en su flanco izquierdo (el de Haig) por la presión del XXIIIº alemán le obligó frenar ‘in extremis’ y a establecer una línea defensiva en el frente Bikschote-Langemarck-Zonnebeke. El hecho final fue que Haig decidió permanecer en Langemarck para frenar el avance alemán, pero sobretodo para defenderse. A las tres de la tarde del 21, dio órdenes de cavar trincheras y resistir ante el más que probable ataque alemán. La línea de frente se estableció a unos ochocientos o novecientos metros a las afueras de Langemarck. Al caer la noche un precario frente de trincheras se prolongaba desde las posiciones al nordeste de Ypres (Langemarck) hasta el extremo más meridional de las posiciones británicas en Armentières, donde se unían con las que habían cavado las tropas del IVº de Rawlinson. Al día siguiente, 22 de octubre, las tropas alemanas lanzaro n dos importantes ataques contra la línea británica. Uno al sureste contra las tropas de la 7ª división de Rawlinson, y el otro al norte contra las tropas de Haig, divisiones 1ª y 2ª, en la línea de Bixschoote a Langemarck. El efectivo tiro de fusilería británico repelió en varias ocasiones los ataques en masa alemanes causando enormes bajas entre sus compactas filas. Los alemanes insistieron, y en un sector cercano a Bixschoote (Kortekeer) lograron abrir una brecha entre las filas del 1r regimiento de los Cameron Highlanders (1ª división de Lomax). Por temor a ser rodeados se retiraron, dejando Kortekeer en manos enemigas. En este punto de la batalla de Langemarck, corre la leyenda –acrecentada por el imaginario popular- de que algunas de las unidades alemanas se lanzaron al ataque entonando canciones patrióticas, como el famoso ‘Deutschland über alles’, como muestra de su ardor y su valentía. El estudio minucioso de la batalla ha puntualizado los hechos. Farrar-Hockley en The Death of an army puntualiza que sí es cierto que algunos batallones alemanes cantaban canciones patrióticas, concretamente la "Wacht Am Der Rheine”, pero que lo hicieron para agruparse y reorganizarse en los momentos posteriores a la batalla para

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