Un recorrido por la memoria

Francia, Luxemburgo y Bélgica, un recorrido por la memoria 252 LA MURALLA DE ÁVILA MEJOR EJEMPLO DE ARQUITECTURA MILITAR DEL ROMÁNICO ESPAÑOL Al margen de evidencias arqueológicas que apuntan a una primitiva cerca de época tardoantigua (S.V), y que encerraría un espacio reducido, la muralla es esencialmente medieval. Con un perímetro de 2.516 m (englobando un área de 33 H), 87 torreones o cubos, 9 puertas y 2 porteras, y 2.500 merlones, el de Ávila es el recinto amurallado mejor conservado del mundo. Palacios adosados al interior constituirían un segundo cinturón defensivo ante posibles revueltas populares y/o de inclusiones del enemigo en la ciudad. Polémica es la datación de su construcción. Hay autores que, fieles a la tradición, la encuadran en los últimos años del S.XI; otros opinan que es una obra fundamentalmente de la segunda mitad del S.XII- principios del S.XIII, como lo son fortificaciones vecinas. Cimentada sobre roca, supone una potente cerca de mampostería granítica, macizada con piedra y mortero de cal. Tiene una forma de cuadrilátero irregular, casi de rectángulo, orientado longitudinalmente E-O. Se inicia su construcción por el frente más vulnerable, el Este, por donde se carece de defensa natural, conllevando que este lienzo sea el más robusto y grandioso. Con muros de 3 m de espesor y 12 m de altura, cada 20 m se dispone una torre facheada en semicírculo que sobresale 8 m, disponiendo este lienzo de las puertas mayores y más sólidas de todo el trazado. En el lienzo septentrional y el poniente las puertas pierden en majestuosidad, observándose en sus torres las huellas de los obreros mudéjares (empleo del ladrillo). El lienzo meridional da sensación de agotamiento, decreciendo el tamaño de la mampostería y con torres semicilíndricas, de menor volumen y más espaciadas; en conjunto ofrece menor robustez y resistencia. Destacable es observar en el lienzo Este la gran cantidad de materiales de cronología romana reutilizados (estelas, aras, cápsulas de cenizas, cupae, cornisas, verracos, columnas, ...) y que procederían del desmantelamiento de una necrópolis altoimperial que se extendería por las inmediaciones. En el S.XVI siguió cumpliendo funciones de seguridad sanitaria y control económico, llevándose a cabo reformas encaminadas a su reparación, pero, desaparecido el peligro de enfrentamiento bélico, se decide desmontar algunas defensas complementarias (barbacanas, fosos, ...), que, en realidad, se mostraban ineficaces ante la maquinaria militar de la época. Las reparaciones y restauraciones realizadas con anterioridad a la declaración de Monumento Nacional (24 de marzo de 1884), se caracterizaron por su carácter puntual. Dos acontecimientos provocarán la continuidad de su función defensiva: la ocupación francesa (1809-1812) y las guerras carlistas (1836-1840). Los trabajos realizados con posterioridad, tutelados desde el Estado, irán encaminados al mantenimiento, restauración y conservación artística del bien patrimonial, así como a favorecer su finalidad contemplativa.

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