Viaje por Alsacia y ruta romantica

103 Dinkelsbühl Hay que reconocer que esta pequeña ciudad situada a orillas del río Wörnitz, es mucho menos turística que Rothenburg pero la verdad es que también tiene su hechizo. Como muchas otras ciudades que hemos visitado, ésta también tiene el encanto de mantener sus calles adoquinadas y de conservar perfectamente sus torres, sus puertas de entrada y sus murallas con fosos; y todo esto gracias a que en 1826 el Rey Luis I sacó un real decreto prohibiendo la demolición de las torres y los muros de la ciudad. Gracias a eso, y a que soportó estoicamente todas las guerras habidas y por haber, incluidas las dos más destructivas, las dos Guerras Mundiales, Dinkelsbühl se ha mantenido casi sin modificaciones desde tiempos medievales. Dada la proximidad al parking, entramos al casco histórico por la Nördlingen Tor. Acabamos de entrar en un pueblo pintoresco y sorprendente. Esta puerta de entrada, construida alrededor de 1400, está adosada a un molino que en 1378 permitió construir el emperador Carlos IV. Este molino tiene parecidos razonables con cualquier castillo que se precie, ya que tiene foso de agua, troneras, río, puentes… Frente a esta puerta, hay unos espacios de tierra de cultivo que, desde mediados del siglo XIX, son arrendados a los vecinos de Dinkelsbühl. Resulta curioso ver, a menos de un metro de los paseos arbolados que bordean el pueblo, huertos con tomates, pepinos, pimientos, peras o manzanas. No hay nada que impida “coger prestado” algo de lo que allí se cultiva. Esto pasa en otro lugar y seguramente no queda ni el sombrero del espantapájaros… (Dinkelsbühl. Nördlingen Tor) Subiendo por la Nordlingen Strasse nos encontramos con la bonita Marktplatz. Aquí se encuentra el Mercado del Vino, un conjunto de magníficas mansiones de entramado de madera que son las más bonitas de la ciudad. Es de una especial belleza la casa en la que se encuentra el Hotel Deutsches-Haus cuya fachada esculpida y pintada es la más hermosa de la villa.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMjYy