Viaje por Alsacia y ruta romantica

20 testigos mudos pero reales. Todo está en el mismo estado en el que quedó aquel 10 de junio de 1944, es sobrecogedor. Una vez vistas las casas que hay a un lado y a otro de la avenida principal del pueblo, nos dirigimos a la iglesia, el lugar donde 454 personas fueron brutalmente asesinadas. Antes de entrar, y a la izquierda de la puerta principal puede verse la figura de Cristo crucificado. La imagen está completamente oxidada y fue una de las pocas cosas que se pudieron salvar. Detrás del Cristo, una enorme placa de mármol pide SILENCIO en memoria de los centenares de mujeres y niños que allí fueron masacrados por los nazis. Una vez dentro, y a escasos metros de la puerta, a la derecha puede verse en el suelo la campana de la iglesia materialmente fundida por el calor que se generó en el interior del templo. En las paredes se ven los agujeros provocados por las balas de las ametralladoras. También es posible observar cómo una parte de techo ha desaparecido. En el altar mayor, el chasis de un carrito de niño nos recuerda que 207 menores de 14 años murieron aquí quemados vivos. En silencio, y sin poder articular palabra, salimos de allí horrorizados. En los aledaños, pueden verse los distintos graneros donde fueron ametrallados la mayoría de los hombres del pueblo. Infinidad de carteles así nos lo recuerdan. Más casas derruidas y garajes llenos de coches calcinados rodean la iglesia. Frente a ésta, la cafetería donde se encontraba el Alcalde del pueblo cuando llegaron los SS. En la calle principal aun pueden verse las vías y la catenaria del tranvía que unía Oradour con Limoges. Ya sólo nos queda por ver el antiguo cementerio (que aun hoy en día es compartido por los vecinos del nuevo Oradour) construido a las afueras del pueblo y donde se recuerdan a las 642 víctimas inocentes. Al fondo del camposanto, junto a un monumento conmemorativo, y en una urna de cristal, están depositadas las cenizas y los restos óseos de algunos de los muertos en la matanza. La sensación es indescriptible. Las lápidas recordando a los demás asesinados pueden contarse por decenas, esparcidas a lo largo y ancho del cementerio. Nos llama la atención una de ellas en la que pueden verse las fotografías de los ocho miembros de una misma familia, tres de ellos son niños menores de 12 años. Para llorar.

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