Viaje por Alsacia y ruta romantica

39 Capítulo 6 Viernes 10 de agosto ( de agosto (Eguisheim Eguisheim – Colmar Colmar – Kaysersberg Kaysersberg, 22 km) Tenemos el presentimiento de que va a ser un buen día. Lluvia y fío aparte, hoy vamos a ver uno de los lugares importantes de Alsacia: Colmar. Tanto nos han hablado de ella, que estamos expectantes. Hemos dormido perfectamente, sobre todo Javi, al que hoy le cuesta despertar más de lo habitual. Después del desayuno, pagamos el camping y salimos de Eguisheim. El trayecto es cómodo y corto, sólo 8 Km separan ambas localidades. A pesar de ser una ciudad grande, el acceso a la misma es fácil y además, sin mucho tráfico. Llevamos las coordenadas de un aparcamiento para autobuses a las afueras de Colmar, pero antes de llegar a él, vemos un gran parking junto a unos multicines (Place Scheurer-Kestner, Cines Multiplexe). Allí aparcadas hay una veintena de autocaravanas y sin pensárnoslo dos veces, entramos. Hay poco sitio ya, y eso que son las 10:15h. El centro histórico está a menos de 10 minutos andando. Es un buen sitio. Colmar Vamos a ver cómo os la describimos sin caer en el exceso… Esta encantadora ciudad alsaciana, famosa entre otras cosas por sus cigüeñas, sus casas de madera tallada, sus calles pintorescas y su encantador barrio de la Petite Venise (Pequeña Venecia), ha sabido mantener y enriquecer un excelente y rico patrimonio desde hace años, y eso que su historia no ha estado exenta de conflictos, como ya dijimos cuando entramos en Alsacia. Posiblemente Colmar sea una de las ciudades más alemanas de todas las francesas visitadas en este viaje, y eso puede ser porque está a tan sólo 35 kilómetros de Friburgo y porque además, en 1945, estrangulada por los nazis, fue la última ciudad alsaciana en ser liberada de las garras de Adolf Hitler, después de una dura y sangrienta defensa. Como ya os hemos dicho anteriormente, desde el parking hasta en centro histórico sólo se tardan cinco o diez minutos. En la Rue d’Unterlinden, muy cerca de la plaza de la Sinn, está la oficina de turismo en la que proporcionan todo tipo de planos e información para que la visita se haga lo más fácil y amena posible. A nosotros nos atienden en español, cosa que se agradece aunque la interlocutora domine lo justo nuestro idioma, al menos hace el esfuerzo de entendernos. Casi todo el centro histórico es peatonal. Salvo para el transporte público y algún servicio de reparto a los comercios, para el resto de vehículos está vetado. Esa es una ventaja para el paseante. Da gusto pasear por las estrechas calles empedradas donde se alzan majestuosos los balcones y los miradores de madera de las bellas casas históricas de Colmar, un claro ejemplo de belleza es la Maison des Têtes (Casa de las cabezas), precisamente en la Rue des Têtes. Esta casa, llamada así por las 106 cabezas gesticulantes que ostenta su fachada, es una de esas imágenes que difícilmente se pueden olvidad con el tiempo. Como tampoco se pueden olvidar los deliciosos Bretzel que comimos ayer por la tarde en Eguisheim, y nada mejor que rememorar esos instantes visitando una pequeña pastelería de la Rue des Boulangers que los tiene expuestos en el escaparate como si de un cuadro de Claude Monet se tratara. Nos vais a llamar golosos pero es que son irresistibles, sobre todo los de azúcar… ¡qué recuerdos! Dejando por sentado que no queremos fomentar el consumo excesivo de dulces (bueno sí, para que engañarnos, pero con moderación), queremos recomendaros encarecidamente que los probéis, no os vais a arrepentir. Con sólo recordarlo se nos hace la boca agua; en fin, avisados quedáis.

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