Viaje por Alsacia y ruta romantica

9 Alemania: Se quiera o no, hay un acontecimiento que siempre está presente cuando se habla de Alemania: la Segunda Guerra Mundial. Hay tanta literatura y tantas películas realizadas sobre el tema que es difícil oír hablar del país sin imaginarnos a Hitler y sus campos de concentración; a la temible Gestapo deteniendo a los opositores al régimen; a los aviones aliados bombardeando las principales ciudades alemanas, o a las SS asesinando judíos, rusos o polacos en masa. Pero lo cierto es que quien visite Alemania ignorando por completo lo que allí sucedió hace poco más de sesenta años (si pudiera existir alguien así) difícilmente encontrará algo que le haga recordar la dramática contienda si se excluye el horror que supone la visita a los campos de concentración. Resulta sorprendente cómo un país devastado por miles de bombas, y cuya capacidad para asumir adversidades y desgracias parece casi ilimitada, ha conseguido superar aquella tragedia y se erige hoy en día como el motor de Europa y un referente en lo que a historia y arte se refiere. Su legado cultural y paisajístico es inconmensurable, pero también contiene otros no menos sustanciosos alicientes que bien merece la pena experimentar. Ya os contaremos. Por otro lado, en Alemania hemos descubierto, entre otras muchas cosas, que mi madre tenía razón. Toda la vida leyendo y pronunciando Duseldorf y resulta que se escribe Düsseldorf y se pronuncia Diusseldorf, como lo decía ella en infinidad de ocasiones. Anda que no nos reíamos nosotros de la pronunciación de mi madre cuando éramos niños… ¿Y qué decir de Dachau? Nosotros leíamos Dachau pero resulta que se pronuncia Dajau. Tenía pensado no contarle a mi madre las anécdotas de nuestra pronunciación pero al volver del viaje se lo dije, tenía como un sentimiento de culpa (leve, eso sí). Treinta años después la que se reía de mí era ella. En otro orden de cosas, como ya sabréis, las autopistas en Alemania son gratuitas y además no tienen límite de velocidad. En el país de los Mercedes, Audi, BMW y Porche, eso es una bendición que aprovechan en toda su extensión, vaya si lo aprovechan, de eso te das cuenta cuando pisas suelo alemán. Ya lo contaremos. Su red de autopistas es amplísima y casi todas las ciudades principales están conectadas por carreteras nacionales de dos o más carriles o por autopistas. Estas últimas son enormes y casi siempre en un excelente estado de firme y de trazado (apenas hay curvas). Salvo alguna desagradable excepción, podría decirse que son modélicas. En el lado negativo podemos decir que algunas zonas de Alemania se parecen a una gran M30, obras por todas partes. Continuos cortes de carril, desvíos al carril contrario, cortes de carreteras sin indicar rutas alternativas… una pesadilla, sobre todo cuando te aproximas a las grandes ciudades. La densidad de tráfico es tremenda en algunas autopistas, jamás habíamos visto tantos camiones y de tantos países distintos, se nota que es un país de paso para entrar en la Europa del Norte y del Este; esas enormes autopistas gratuitas son demasiada tentación, imaginamos. En Alemania los camping son algo más caros que en Francia (no mucho más) y su calidad es muy similar, aunque también hay de todo. No existen tantas áreas de descanso en las autopistas como en Francia pero las que hay son muy buenas. Como bien nos informó “Mipla”, en Alemania hay bastantes postes Holliday Cleaner. Para vaciar aguas grises en estos postes se necesita una manguera o un cubo ya que se vacía dentro del mismo, no hay rejilla; tenedlo en cuenta por si llegara el caso. Nos hemos encontrado que en algún camping hemos tenido que pagar tanto por cargar agua como por descargar, algunos no lo incluyen en el precio. Otros tampoco incluyen las duchas. Ochenta céntimos de €uro tienen la culpa si te quieres refrescar. El gas-oil es ligeramente más caro que en el país vecino y el precio de la comida en los Hipermercados está como en España (más o menos); algunos productos (entiéndase pan, agua, lácteos o cerveza) incluso más baratos. El viaje que vamos a relataros es la segunda parte de nuestro periplo europeo el cual iniciamos el año pasado. Este aprendiz de cuaderno de bitácora no pretende ser una guía para nadie, sólo intentamos ayudar con nuestras experiencias al igual que otros ya hicieron relatando sus viajes. Si lo conseguimos, fenomenal, de lo contrario el año que viene tendremos que seguir poniendo más empeño. Ah, y no olvidéis que lo mejor de un viaje es el antes y el después; el nuestro sólo ha durado 19 días; la preparación nos llevó ocho meses y la escritura del relato seis… Nosotros disfrutamos de los 19 días que hemos estado de viaje durante todo un año, y sin movernos de casa.

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