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Son días de fiesta grande en Marruecos. Casi todo está cerrado y
especialmente mañana martes. Recuerdo el gran interés que tiene mi señorita
Dª Chus en comprar productos derivados de las rosas y apurando la última
hora de sol salimos zumbando hacia El Keláa-Maguna. Este tramo de carretera
es ciertamente agobiante, cuando vas con prisa, los pueblos en este tramo se
suceden sin interrupción, enlazados, la carretera se convierte en una calle
común a todos ellos.
Ya de noche, sobre las 19 h. llegamos a Keláa, preguntamos por la cooperativa,
nos indican la dirección en la que podemos encontrarla, pero entre lo avanzado
de la hora, la oscuridad reinante, una atmósfera llena de polvo, coches,
camiones, burros, bicicletas, motillos, peatones, decidimos entrar en la primera
tienda abierta que vemos.
Es una especie de droguería-perfumería, atestada de
artículos y en donde predomina el olor y el color rosa. No,
no es una tienda para hombres. El dependiente, realmente
amable, correcto, educado, muy paciente, hizo la venta del
día. Cargamos con agua de rosas, (muy buena para todo,
hasta se puede beber cuando tienes fiebre), colonia de
rosas, ambientadores de rosas, cremas de rosas, aceites
de rosas, jabón artesano de rosas, incluso me regaló un
perfume “de caballero” con olor a rosas ¡¡¡joér qué
agobio¡¡¡ y cómo olía mi auto esa noche.
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