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Llegamos a Ouarzazate, vemos la ciudadela, está cerrada al publico.
Cruzamos la ciudad por amplias avenidas completamente vacías, todo está
cerrado y apenas hay nadie por las calles. Damos unas vueltas por el centro y
a la salida de la población vemos un local de aire italiano-moruno, con una
soleada terraza y aprovechamos para tomarnos unos zumos de naranja.
Volvemos a la carretera, dirección Marrakesh.