Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 129 Unas pequeñas escaleras nos conducen hasta las primeras callejuelas empedradas de este pequeño barrio. La plaza Na Kampé nos da la bienvenida. De pronto, se suceden las casas estrechas de ventanas pequeñas pintadas de azul, de amarillo, de verde. Algunas puertas permanecen cerradas y silenciosas, mientras que de otras salen sonidos infantiles al caer la tarde. Una anciana se asoma a la ventana a recoger la ropa tendida, y enfrente otra da de comer a las palomas pan duro. Conversan mientras el río comienza a ocultarse entre los resquicios de un pequeño jardín. En un banco de madera de este pequeño paraíso en medio del bullicioso discurrir de la ciudad, dos enamorados se cogen de la mano y se dicen cosas sin mirarse a los ojos, mientras un anciano cigarro en boca nos observa con una indiferencia estudiada y, de reojo, a los demás. Kampa es una isla fascinante en una ciudad llena de contrastes. No dejéis de visitar su vieja noria de madera, donde unos metros antes se puede encontrar el muelle para dar un paseo en barca por el Čertovka. Si tenéis un plano de la ciudad en vuestras manos, situaros en el puente Velkoprevorské námestí y partid de ahí para hacer una corta visita a la isla, desde este puente tendréis unas bonitas vista del molino, el canal y los arcos del Puente Carlos. Acabada la visita a Kampa, volvemos al Puente Carlos para visitar una de sus torres.

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