Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 44 Para nosotros las cosas son muy sencillas, puede ser que estemos equivocados pero es lo que siempre hacemos. O nos gusta y nos entra por los ojos hasta llenarnos de satisfacción, o nos decepciona hasta decir “…vámonos de aquí que esto es infumable...” También hay un término medio, que es donde suele estar la virtud, pero en el caso de Münster no es aplicable ya que traíamos muchas expectativas de esta ciudad. Münster está considerada como la mejor ciudad del mundo de menos de 700.000 habitantes, pero como comprenderéis, a nosotros eso nos da igual a la hora de decidir si una ciudad nos gusta o no. Una vez vista, nos basamos en experiencias propias, no en opiniones de otros para saber si nos ha gustado o no. Siempre digo que es importantísimo a la hora de visitar una ciudad o un pueblo, el estado de ánimo que tengas en ese momento, es más, cuando escribo mis relatos lo recalco varias veces. Es posible que en el caso de Münster algo influya el hecho de que ya empezamos con mal pie la visita. Para comenzar nos quedamos atascados en una calle en obras, y para continuar, el parking que teníamos como primera opción también estaba en obras y nos costó salir Dios y ayuda por lo estrecho del mismo. Eso no tiene nada que ver para que una ciudad te guste o no, que quede claro, pero nuestra visita a Münster ya no comenzó bien, e insisto, no tiene nada que ver. Como os decía anteriormente, Münster es una de las ciudades del mundo donde sus habitantes gozan de una mayor calidad de vida. Es moderna y joven, no en vano tiene una de las universidades más grandes de Alemania. Está rodeada de bosques y zonas verdes y con un clima relativamente agradable si se compara con el resto del país, sobre todo por estos lares. La mejor manera de recorrer la ciudad es encima de una bicicleta. Sus habitantes la usan frecuentemente como medio de transporte habitual y el elevado nivel de educación y civismo, hace que resulte enormemente sencillo, incluso para quien desconoce la ciudad. Es la ciudad de Europa con más bicicletas por habitante. En muchas partes de la ciudad hay señalización específica para los ciclistas y en muchos casos los carriles bici se comparten con los peatones, eso sí, con una línea que separa unos de los otros. La elevada conciencia medioambiental del ciudadano alemán también ayuda al uso de la bicicleta. Dicho esto, os relatamos nuestra corta experiencia en Münster.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTMxMjYy