Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 76 Poco a poco, la Stadtmarkt se revela más allá de las coquetas callejuelas. Toda su belleza se muestra ante nosotros para que nos llenemos de admiración. Pronto, la contemplación desparece para dar paso a la conversación de la mano de uno de los trabajadores de la Oficina de Turismo deseoso de saber de dónde vienen estos tres turistas que andan observando el movimiento en torno a la plaza. Stephan, que así bautizaron al joven, se nos presenta hospitalario y amable. Habla español perfectamente, lo cual es un alivio por estos lares. Él nos proporciona información de la ciudad en forma de planos y trípticos y nos recomienda lugares que ver y rutas a seguir. Encantador. Saliendo de la Stadtmarkt, en la Lange Herzogstrasse y en la Kanzleistrasse, se organizan los puestos cerveceros y de salchichas. Estos últimos amplían su oferta gastronómica con patatas fritas, chorizos, hamburguesas, brochetas y las ya nombradas salchichas de todos los tamaños y sabores. Para los niños se ofrecen donuts de chocolate y los ya consabidos refrescos de cola. En uno de esto puestecillos de feria pasamos media hora saboreando unas deliciosas Currywurst con pan de pueblo que nos saben a gloria bendita. Frente al puesto de salchichas, y tapando la puerta del Bankhaus Seeliger, el escenario musical está montado y se están probando las luces y el sonido para una actuación estelar. La gente comienza a acercarse a pie de tablado. Todo está listo para empezar. Un señor mayor de pelo engominado y barba canosa da un discurso de apertura y los personajes festivos cobran vida. Suenan dos cohetes en el aire. La fiesta comienza.

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