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acantilado y es increíble la diferencia de velocidad del aire en ese punto,
menos mal que sopla hacia dentro, pero como digo es increíble que en un
tramo de escasos 3 o 4 metros pueda haber tanta diferencia. De todas
maneras merece la pena que se nos quite la polilla por ver semejante
maravilla.
Plogoff está a escasos 3,5 Km de P. du Raz, tiene un área dividida,
me explico en el centro del pueblo junto al aparcamiento de la Iglesia está
el borne para abastecerse de agua y descargar, se permite el
estacionamiento pero no la pernocta, hay que pasar la noche en el
parquin del polideportivo a la salida del pueblo, bien indicado y sin
problemas, además está muy cerca y se puede perfectamente ir andando.
Nosotros lo hicimos, cenamos en una crepería (maravillosos los creps
salados y dulces acompañados con sidra) estábamos solos, tenían una
chimenea de leña y el calor era acogedor, la persona que nos atendió muy
agradable, Ana y Sara mantuvieron una conversación con ella, nos
preguntó de dónde éramos y se extrañó de que en esa época hubiésemos
llegado tan al norte, nos regaló un bolígrafo con la propaganda de la
Crepería y la verdad es que la cuenta fue bastante razonable.
Lo malo fue volver, como digo menos mal que estábamos cerca,
pero nos calamos hasta los huesos, el aire rompió los paraguas y bueno el
resto os lo imagináis con poco esfuerzo.
A la mañana siguiente me acerqué a una “panadería – pastelería” y
compré unos magníficos bollos recién hechos para desayunar, un
capricho, pero es que el café sabe distinto con semejante
acompañamiento, ¿Vedad?
