- page 2

Festividad religiosa
Mezquita del Cristo de la Luz
Murallas
Puerta de Bisagra
Entonces y en épocas posteriores ,
se fraguó la monumentalidad que hoy
admiramos en la ciudad.
Toledo se resiste a dejarse
encasillar. No es castellana, no es
occidental, tampoco oriental. Es
simplemente una ciudad tipicamente
mediaval, encerrada en sí misma. Una
ciudad encerrada en un meandro del Tajo
que por falta de espacio ha crecido hacia
lo alto, superponiendo civilizaciones.
El color de Toledo es el ocre de sus
montes, su piel de ladrillo visto y
mampostería. Su sonido, el del adoquin y
el piar de vencejos que la sobrevuelan a
las tardes bochornosas de verano. Su
vida, tranquila y discreta.
Para disfrutar de la ciudad imperial,
hay que abstraerse a su rostro más
comercial. Resulta inexcusable la visita
de edificios tan señeros como las
sinagogas del Tránsito y Santa María la
Blanca, la Catedral o el templo mudejar
de Santiago del Arrabal, pero también
hay que dedicarse a descubrir otros
Toledos bajo la costra de la historia,
manumentales y literarios, no tan obvios,
solo es cuestión de armarse de
curiosidad y tiempo.
1 3
Powered by FlippingBook