Rumbo a Turquía

Después de la presunta estafa y de pagar la estafa a la policía, atravesamos la frontera Rumana y nos cobran 15 euros por atravesar el puente que une Bulgaria con Rumania pero con recibo; un poco mas adelante 12.50 euros por la viñeta y peaje de Bulgaria y 4 euros por desinfectar las ruedas, o sea pasar por un charquito tipo al que hay a la bajada del puerto en Málaga gratuito. Entrar a Bulgaria nos ha salido un poco caro pero más caro nos hubiera salido si el individuo le propina a Enrique una paliza, porque medía dos metro y parecía un armario ¡este abuelete! Entramos en el país y no me produce la horrible impresión de la entrada a Rumania; las carreteras no son demasiado malas aunque muy estrechas, carteles en cirílico sin traducción y un increíble olor a hinojo dulce durante toda la estancia en el país; la gente muy seca pero amable. Hemos dormido en una gasolinera de 24 horas al lado de unos jóvenes que han dormido en el coche; nadie nos ha molestado y nos han dicho que nos quedáramos allí porque el camping mas próximo estaba lejos y tendríamos dificultades en encontrarlo; no me apetecía quedarme pero en Bulgaria las cosas no son como yo las había imaginado. DIA 30 Llegamos a Sofía. Damos un paseo por el Centro y compro unas cortinas que me entusiasman; llevo años tratando de comprar unas de ese estilo para la cocina y 8 metros me cuestan 6 euros. Vimos la mezquita y le cuento a María Teresa lo de las bolas que simbolizan el pan; el palacio presidencial me decepciona y vimos una bonita columna de la peste. Al regreso veremos Sofía con más atención. ¡Sorpresa mayúscula! Todo está limpísimo, se puede comer en el suelo; tiré una colilla por la ventanilla (desgraciadamente en este viaje he vuelto

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